Medios israelíes informaron que, tras un ataque a tiros y una embestida a una multitud en Tel Aviv, una persona murió y seis sufrieron lesiones, algunas de ellas se encuentran en estado grave, agregando que el atacante fue baleado por las fuerzas israelíes.
El agresor, que conducía por la zona de la rambla, abrió fuego desde su coche contra los que se encontraban en la zona, además intentó embestir a los peatones. Luego, su coche acabó volcándose.
Más temprano, en la misma jornada, tres colones israelíes murieron a tiros mientras viajaban en un vehículo en la Cisjordania ocupada. Estos sucesos tuvieron lugar tras brutales asaltos llevados a cabo en dos días consecutivos por los militares israelíes a los recintos de la sagrada Mezquita Al-Aqsa, en Al-Quds (Jerusalén).
Los soldados israelíes hirieron a cientos de fieles palestinos mientras rezaban en el recinto sagrado, disparándoles balas de acero recubiertas de goma y gases lacrimógenos. Detuvieron también violentamente a más de 500 fieles.
Las tensiones escalaron, con intercambio de cohetes entre Israel y los grupos de Resistencia palestinos en la Franja de Gaza.
Resistencia palestina elogia “legitima operación” de represalia en Tel Aviv
En reacción a la operación en Tel Aviv, el portavoz del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) Abdul-Latif Al-Qanu, ha puesto de relieve que este ataque de represalia “muestra la capacidad de la resistencia y su juventud para golpear a los ocupantes”, asegurando que las operaciones para responder a “los crímenes de los ocupantes en la Mezquita Al-Aqsa se está intensificando y no se detendrá hasta que se rompa el terror del régimen de ocupación”.
A su vez, el movimiento Yihad Islámica Palestina ha felicitado la operación de martirio en Tel Aviv y la ha considerado como una respuesta legítima a los crímenes y ataques de los ocupantes contra el pueblo y los santuarios palestinos.
Asimismo, los Comités de Resistencia Popular (CRP) han reaccionado a la operación, al definirla como un duro golpe al régimen de Israel y una confirmación de que la venganza de Al-Aqsa no ha terminado ni terminará.
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