Por Alireza Akbari
Aunque su muerte marca el fin de una era, su legado como líder espiritual que se mantuvo firme y resuelto al lado de los oprimidos, en especial del pueblo palestino en Gaza, perdurará.
En los últimos años de su pontificado, el papa alzó su voz de manera clara frente a la guerra en Gaza. Desde los primeros días de la ofensiva genocida israelí, el 7 de octubre de 2023, denunció la guerra, calificó el sufrimiento de Gaza como "deplorable" y exhortó al mundo a “ver a los niños de Gaza”.
A pesar del deterioro de su salud y de las frecuentes hospitalizaciones durante el último año, el papa se mantuvo en contacto con la Iglesia Católica de la Sagrada Familia en la ciudad de Gaza.
Insistía en comunicarse a diario con los sacerdotes y feligreses allí, encarnando un compromiso profundamente personal y moral con quienes enfrentaban la muerte y la devastación.
El pontífice falleció menos de 24 horas después de su última aparición pública, un momento cargado de emoción ante miles de peregrinos católicos reunidos en la Plaza de San Pedro para la misa del Domingo de Pascua.
Frágil y visiblemente debilitado, el papa argentino de 88 años aprovechó la ocasión para lanzar un último llamado a favor de “un alto el fuego en Gaza”.
Un video ampliamente difundido en redes sociales lo mostró condenando el continuo asalto israelí contra el territorio y calificando la matanza de civiles en Gaza como un acto de "terrorismo".

Desde el balcón que da a la Plaza de San Pedro, el 226.º líder de la Iglesia católica no dudó en nombrar lo que veía como atrocidades genocidas.
Basándose en los informes que, según dijo, le llegaban directamente desde Gaza, denunció una vez más el genocidio de civiles, en especial de niños y mujeres.
“Continúo recibiendo noticias muy graves y dolorosas desde Gaza. Civiles desarmados son sometidos a bombardeos y tiroteos. Esto incluso ocurrió dentro del complejo parroquial de la Sagrada Familia”, declaró en el video.
En ese mismo mensaje, el papa compartió relatos concretos sobre asesinatos de civiles en Gaza: “Una madre y su hija, la señora Nahida Jalil Anton y su hija Samar Kamal Anton, fueron asesinadas y otras personas resultaron heridas por francotiradores (de las fuerzas de ocupación israelíes) mientras se dirigían al baño”.
También habló sobre el impacto que la guerra ha tenido en la comunidad cristiana de Gaza y en sus instituciones sagradas. “El convento de las Hermanas de la Madre Teresa fue dañado y su generador alcanzado”, señaló, en referencia a los ataques contra sitios cristianos en Gaza.
“Es guerra, es terrorismo”, recalcó el papa. “Por eso la Escritura afirma que ‘Dios pone fin a las guerras... rompe los arcos y quiebra las lanzas’. Oremos al Señor por la paz”.
Aunque el papa no presidió personalmente la misa de Pascua—delegó el papel en el cardenal Angelo Comastri, arzobispo emérito de la Basílica de San Pedro—, su llamado a un alto el fuego fue clara y urgentemente transmitido.

Sus declaraciones se produjeron mientras la campaña genocida israelí en Gaza había cobrado la vida de más de 51.305 personas y dejado alrededor de 117.096 heridos. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más del 60 por ciento de las víctimas son mujeres y niños.
Pocos días antes de su último llamado a la paz y al alto el fuego, el 13 de abril, el Hospital Árabe Al-Ahli, la única instalación médica cristiana en la Franja de Gaza, fue atacado por dos misiles israelíes.
El ataque dejó al hospital fuera de servicio, destruyendo sus unidades de cuidados intensivos y de cirugía.
Los bombardeos fueron ampliamente condenados y descritos por muchos como un doloroso recordatorio de la pérdida, la injusticia y el silencio persistente de la comunidad internacional.
"Reviven el dolor, el duelo y el sentimiento de injusticia, mientras el mundo, tanto cristiano como musulmán, permanece en gran medida en silencio y, trágicamente, en muchos aspectos, cómplice de este sufrimiento que continúa", escribió el doctor Fadel Naim, cirujano ortopédico y presidente del Centro de Preparación para Emergencias Hayat de la Universidad Islámica de Gaza, en su página de X el 13 de abril.
El último llamamiento público del papa respecto a Gaza puede entenderse como la culminación de una preocupación constante y genuina por la vida de los palestinos en el territorio devastado, una preocupación que expresó repetidamente desde el inicio de la campaña genocida israelí en octubre de 2023.
Ya en octubre de 2023, durante su oración dominical del Ángelus, condenó la agresión israelí, suplicando: “Que cesen los ataques y las armas, por favor, porque hay que entender que la guerra no resuelve nada”.
A finales de octubre, renovó ese llamado, subrayando el empeoramiento de la crisis humanitaria en Gaza. “Les imploro: deténganse, en nombre de Dios. ¡Alto el fuego!”
Cuando la guerra entró en su segundo mes, Francisco volvió a alzar la voz, instando a los líderes mundiales a actuar: “Renuevo mi llamamiento para poner fin a la guerra y para que llegue más ayuda humanitaria a Gaza”.
El 23 de marzo de 2025, mientras se recuperaba de una neumonía bilateral en el Hospital Gemelli de Roma, el papa Francisco hizo su primera aparición pública en semanas.
Apenas cinco días después de una nueva oleada de bombardeos israelíes sobre Gaza, el pontífice volvió a expresar su angustia ante la crisis que no dejaba de agravarse. “Me entristece la reanudación de los intensos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, que están causando numerosas muertes y heridos”, declaró.
El Domingo de Pascua, el 31 de marzo de 2024, ofreció su tradicional bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, ante una multitud de 60.000 personas.
Seis meses después del inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza, el papa aprovechó la ocasión solemne para renovar su llamado a la paz y a garantizar el acceso humanitario. “Hago un nuevo llamado para que se asegure el acceso a la ayuda humanitaria en Gaza”, urgió.
También se dirigió directamente al sufrimiento de los niños, brindando uno de los momentos más conmovedores de su discurso.
“Cuánto sufrimiento vemos en los ojos de los niños; en esas zonas de guerra, los niños han olvidado sonreír. Con su mirada, los niños nos preguntan: ¿Por qué? ¿Por qué tanta muerte? ¿Por qué tanta destrucción? La guerra es siempre un absurdo y una derrota.”
Más adelante, ese mismo año, el 19 de noviembre, el papa publicó un libro titulado La esperanza no defrauda: Peregrinos hacia un mundo mejor, como parte de sus reflexiones de cara al Año Jubilar de 2025.
En él abordó diversas crisis globales, incluida la guerra en Gaza, y pidió que se investigara y exigiera responsabilidades al régimen israelí en términos muy claros.
“Según algunos expertos, lo que está ocurriendo en Gaza presenta las características de un genocidio. Debe investigarse cuidadosamente para determinar si encaja en la definición técnica formulada por juristas y organismos internacionales.”
El 21 de diciembre de 2024, condenó las ofensivas continuas del régimen israelí en Gaza durante un discurso ante la Curia Romana, tras los informes de un bombardeo en el norte de Gaza que acabó con la vida de diez miembros de una misma familia, incluidos siete niños.
“Ayer no permitieron al Patriarca entrar en Gaza, como se había prometido. Ayer bombardearon niños. Esto es crueldad, esto no es guerra”, denunció con palabras contundentes.
Más allá de sus declaraciones públicas, el papa Francisco ofreció un apoyo silencioso pero constante a la asediada comunidad cristiana de Gaza mediante llamadas telefónicas nocturnas a la Iglesia de la Sagrada Familia.

Estas llamadas se convirtieron en un ritual diario, en el que el papa se interesaba por las comidas, ofrecía oraciones e indagaba sobre el bienestar de quienes permanecían atrapados en la zona de guerra.
Incluso durante sus hospitalizaciones, mantuvo firme esta práctica. Su última llamada a Gaza tuvo lugar apenas unos días antes de su fallecimiento.
Este contacto constante, sumado a su enérgica preocupación por el sufrimiento en Gaza, le valió al papa Francisco una profunda admiración, no solo entre los gazatíes, sino en todo el mundo.
Tras su muerte, el pastor palestino, autor y teólogo Munther Isaac rindió homenaje al legado del pontífice en X (antes Twitter).
“Él (el papa Francisco) transmitió una compasión verdadera hacia los palestinos, especialmente hacia los de Gaza durante este genocidio.”
Isaac añadió: “Su corazón pastoral quedó demostrado en su insistencia en llamar constantemente a la comunidad cristiana asediada en Gaza, incluso desde su hospital.”
Sin embargo, pese a la avalancha de mensajes de duelo en redes sociales tras el fallecimiento del papa, la cuenta oficial del régimen israelí en X eliminó su publicación de condolencias poco después de que se revelara que el pontífice había mantenido contacto diario con los cristianos palestinos en Gaza durante el genocidio israelí contra los palestinos.
Analistas señalaron que la condena explícita del papa Francisco a las ofensivas del régimen israelí en Gaza —calificándolas de “terrorismo” y sugiriendo que podrían constituir “genocidio”— había generado un notable impacto público.
Según críticos, este aumento de atención probablemente influyó en la decisión de retirar la publicación de condolencias, dado que la postura inquebrantable del pontífice sobre Gaza lo situó en un agudo contraste con la narrativa oficial del régimen israelí.
Mientras tanto, varios activistas de derechos humanos señalaron que la posición moral clara del papa, especialmente expresada en su libro La esperanza no defrauda: Peregrinos hacia un mundo mejor, en el que pidió una investigación sobre si los actos de agresión del régimen de Tel Aviv en Gaza encajan en la definición legal de genocidio, fue una de las principales razones por las que los funcionarios israelíes evitaron ofrecer condolencias públicas formales.
Según informes, en algunos casos, los funcionarios que inicialmente habían emitido declaraciones de simpatía las eliminaron discretamente de sus plataformas en redes sociales, sin ofrecer explicación alguna.
En un hecho aún más perturbador, numerosos usuarios israelíes de redes sociales celebraron abiertamente y sin pudor la muerte del papa, utilizando un lenguaje virulento para insultarlo y vilipendiarlo.
Estas reacciones contrastaron fuertemente con los homenajes globales dedicados al pontífice, quien será recordado como una voz de conciencia y compasión, especialmente para el pueblo de Gaza.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.