Por Carlos Santa María
Esto es producto del ciberataque terrorista de Israel en varias regiones del Líbano el día martes 17 de septiembre de 2024, aproximadamente a las 15:30, haciendo explotar más de 4000 beeper o buscapersonas afectando a civiles y funcionarios de Hezbolá, el grupo que se enfrenta al sionismo de Netanyahu, defendiendo a Palestina.
El día que se produjo este crimen de lesa humanidad fui entrevistado por diversas cadenas televisivas asiáticas y europeas donde la pregunta fundamental era respecto a la más alta violación de seguridad de Hezbolá y la posibilidad de un ataque de Israel aprovechando las condiciones de incomunicación actuales.
Respecto a lo primero, la posibilidad de un hackeo a estos beepers haciendo que estallaran, manifesté que era muy difícil, ya que estos aparatos se utilizan con bajo nivel de corriente y su posible estallido no causaría lesiones de gran magnitud.
Sostuve que la frecuencia del fusible en los buscapersonas, radios y beepers se calculó en la unidad israelí de inteligencia cibernética 8200, enviando una señal especial desde las estaciones base a los dispositivos para sobrecargarlas y hacerlas estallar, confirmando que contenían en su interior un explosivo de mayor intensidad para provocar muerte, destrucción corporal, ceguera, amputación de manos o heridas de alta magnitud a todo aquel que portara este aparato.
En esa compra hubo infiltración o sabotaje, pues supuestamente fue obtenido de una empresa en Taiwán, la que manifestó que era su marca, aunque una empresa en Hungría la había comercializado, cuya sede no existe. Lo segundo es que este instante es propicio para atacar el Líbano y extender la guerra a otro frente, aumentando la escalada.
Parece que todo se confirma y la tragedia se hace cada vez más intensa.
