La frontera entre EE.UU. y México, donde más de 3 mil personas han muerto desde el año 2000, intentando pasar al territorio estadounidense, fue escenario de una ceremonia en recuerdo a los fallecidos.
Decenas de personas y obispos de los dos países se congregaron en Río Grande para celebrar una misa en homenaje a ellos.
La Coalición de Derechos Humanos de Arizona junto a varios grupos instalaron un altar de muertos en conmemoración de las víctimas de las duras políticas migratorias de EE.UU.
Solo en los últimos 12 meses, unos 853 migrantes han perdido la vida, intentando llegar por al país norteamericano, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Estos números convierten al año fiscal 2022, que culminó en septiembre, en el más mortífero para los migrantes registrado por el Gobierno de Estados Unidos.
Muertes que en mayoría de casos no son circunstanciales ni exclusivamente accidentales, sino que se deben a estrategias y operaciones de control fronterizo que desvían los flujos migratorios de áreas metropolitanas pobladas hacia regiones aisladas de la frontera.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador ha urgido en varias ocasiones, erradicar las causas de la migración con inversiones en Centroamérica. Y ha criticado el caso omiso de Washington al respecto.
Según AMLO, EE.UU. necesita a los trabajadores migrantes, por lo que debe proceder a regularizarlos. Algo que prefiere no hacer, porque según el mandatario azteca, se le paga menos a los indocumentados.
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