“Si es verdad, será una desgracia, porque hace pagar a los pobres desgraciados que no tienen nada la factura del desequilibrio”, declaró el domingo el líder de la Iglesia católica durante una entrevista con la cadena de televisión italiana Nove, en víspera de la investidura de Trump.
El sumo pontífice, un crítico de la política racista y anti-migratoria del magnate republicano, advirtió que “los problemas no se resuelven así”.
Francisco, aunque suele ser prudente a la hora de comentar sobre cuestiones políticas, criticó previamente la retórica antiinmigración de Trump. En febrero de 2016, al ser preguntado por las promesas del magnate de adoptar una política de mano dura contra migrantes durante su campaña electoral, dijo: “Cualquiera, sea quien sea, que solo quiera construir muros y no puentes, no es cristiano”.
Sus comentarios se produjeron después de que Tom Homan, responsable de políticas migratorias de la nueva Administración de Trump, conocido como el “zar fronterizo”, afirmase que a partir del martes comenzarán las masivas redadas de migrantes indocumentados en todo el país, incluido Chicago.
En cuanto al número de inmigrantes que serán deportados en la primera fase, el responsable dijo que hay “más de 700 000 extranjeros ilegales en Estados Unidos con órdenes finales de expulsión” y detalló que “el presidente Trump ha sido claro desde el primer día [...] va a asegurar la frontera y va a tener la operación de deportación”.
Más temprano el domingo, el arzobispo católico de Chicago, el cardenal Blase Cupich, también criticó las redadas. “Sería una afrenta a la dignidad de todas las personas y comunidades”, dijo el cardenal en un comunicado.
La medida sería una de las primeras de Trump y cumpliría así su promesa de campaña de deportar a millones de migrantes indocumentados —datos oficiales indican que hay entre 11 o 13 millones de sin papeles en el país norteamericano, aunque los datos no oficiales muestran que la cifra supera los 20 millones—.
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