Ucrania es “absolutamente un laboratorio de armas en todos los sentidos, porque ninguno de estos equipos se ha utilizado nunca en una guerra entre dos naciones industrialmente desarrolladas. Se trata de pruebas de batalla en el mundo real”, informó el lunes la cadena estadounidense CNN, citando a una fuente familiarizada con la inteligencia occidental.
El informe señala que el país norteamericano y sus socios occidentales que estudian de cerca el conflicto ucraniano, han obtenido una oportunidad rara para entender cómo funcionan sus armas en el campo de batalla en condiciones de uso intensivo. Además, agrega que, para EE.UU., el conflicto ucraniano-ruso sirve como una gran fuente de datos de cómo se podría librar una guerra entre dos naciones modernas en el siglo XXI, lo que ayudará al sector de la defensa estadounidense en el futuro.
En este contexto, se refiere a varias conclusiones obtenidas. Entre ellas, algunos sistemas avanzados que Washington proveyó a Kiev, como el dron Switchblade 300 o un misil diseñado para apuntar a los radares enemigos, no han resultado ser eficaces como lo previsto, mientras, el lanzacohetes múltiple M142 HIRMAS, ha tenido un desempeño eficaz en el campo de batalla.
Según el oficial de operaciones consultado por CNN, otra lección aprendida del conflicto, aprueba que el obús M777, puede ser cosa del pasado, ya que es más difícil de mover rápidamente para evitar el fuego de respuesta, y de ocultar en un mundo de drones ubicuos y vigilancia aérea.
Desde el inicio de la operación especial militar de Rusia en Ucrania, en febrero de 2022, los países europeos, y en particular Estados Unidos, han brindado respaldo a Kiev en diversos sectores, entre ellos ayuda económica y militar, lo que, según Moscú, agrava más la situación y pone a Ucrania al borde de un colapso.
Conforme a los datos del Departamento de Estado de EE.UU., publicados el pasado diciembre, el valor de la ayuda de Washington a Ucrania ha alcanzado —hasta aquel entonces— los 21 775 mil millones de dólares.
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