“Setenta y cuatro años después de que fueran arrasadas (por EE.UU.) con armas nucleares las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el riesgo de que vuelvan a usarse armas nucleares está creciendo”, señalan en un comunicado publicado el viernes el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC, por sus siglas en inglés), ambas con sede en Ginebra (Suiza).
En el llamamiento, el CICR y la IFRC reclaman una prohibición total del armamento atómico y critican que Estados dotados de tales arsenales abandonen sus “obligaciones de larga data de desarme nuclear”, después de que el sábado 2 de febrero Washington hiciera oficial su salida del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), de 1987.
Asimismo, las dos reconocidas organizaciones denuncian que algunos Estados atómicos “actualicen sus arsenales desarrollando nuevos tipos de armas atómicas y haciéndolas más fáciles de usar”, también en aparente referencia a EE.UU. y sus armas nucleares “tácticas”.
Setenta y cuatro años después de que fueran arrasadas (por EE.UU.) con armas nucleares las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el riesgo de que vuelvan a usarse armas nucleares está creciendo”, alertan el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC, por sus siglas en inglés) tras la salida de EE.UU. del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés).
El presidente del CICR, Peter Maurer, resalta en el comunicado la importancia del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) mandatado en 2016 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), pero que se han negado a firmar EE.UU. y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Maurer recalca que el TPAN “representa un rayo de esperanza y una medida esencial para reducir el riesgo de catástrofe nuclear”, y hace un llamamiento universal a “actuar con urgencia y determinación para poner fin a la era de las armas nucleares” en el actual “momento de tensión internacional creciente”.
Washington ha alegado para abandonar el Tratado INF el “desarrollo en secreto” por parte de Rusia de su misil 9M729, de características tales que le permiten alcanzar “casi toda Europa y partes de Asia”, aunque algunos observadores estiman que EE.UU. pretende en realidad armarse para hacer frente al poderío creciente de China.
Moscú, por su parte, ha revelado que Washington empezó en realidad a violar el Tratado ahora abandonado en 2017, con un programa armamentístico de la compañía Raytheon, y considera que de hecho ya violaban el tratado los drones MQ-9 Reaper y MQ-4 desarrollados por EE.UU. y, de manera general, el escudo antimisiles norteamericano en Europa.
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