• Estrategia agotadora de May respecto a Brexit sacude Reino Unido
Publicada: viernes, 26 de enero de 2018 23:09

La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, pone su futuro y el de su país en el proceso del Brexit. Cuenta con una gran oposición dentro de su partido que trama la manera de derrocarla. Su puesto lo ocuparía posiblemente algún colega más antieuropea.

El Gobierno británico vive una guerra interna con respecto a Brexit. May, y los ministros para Brexit y economía, David Davis y Philip Hammond, desean que el comercio con Europa sea lo más fluido posible. Según afirmaba Hammond este jueves desde Davos (Suiza), Reino Unido quiere mantener las regulaciones comerciales en línea con las de la Unión Europea (UE). Añadía que cualquier cambio en el status quo sería mínimo. Acto seguido, May corregía a su ministro de economía.

Jacob Rees-Mogg, que lidera el Grupo Parlamentario de Investigación Europea, de carácter euroescéptico, no acepta las consecuencias del mercado único, que son las regulaciones en materia de libertad de movimiento y la jurisdicción del Tribunal Europea de Justicia (TEJ), así como seguir contribuyendo al presupuesto europeo pero sin capacidad de voto. Rees-Mogg cuenta con el apoyo suficiente para tumbar a su propio Gobierno.

El principal problema para May sobre la línea dura que representa Rees-Mogg, más allá de su propia continuidad al frente del Gobierno, es que un Brexit duro, ajeno a la jurisdicción de las leyes europeas, pone en peligro el acuerdo del “Viernes Santo”, fundamental para el proceso de paz en Irlanda del Norte, puesto que se volvería a una frontera física con la República de Irlanda.

Con esto en mente, David Davis ha dado un discurso sobre los objetivos británicos para el periodo de transición, que mantiene una línea próxima al mercado común.

May podría tener los días contados como la premier. Si el discurso de Davis no convence a Bruselas ni a las bases del partido de mayoría euroescéptica, May se la jugaría en las elecciones locales del 3 de mayo, lo que a la vez pondría en peligro todo el trabajo realizado sobre el Brexit.

Ian Díez, Londres.

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