El presidente de EE.UU., Joe Biden, pretende extender las decadentes estructuras imperiales de su país mediante giras y armamentismo. Sin embargo, la convulsión social en su propio país revela el fin de dicha hegemonía.
Estas escenas y manifestaciones son ocurrencia frecuente en Washington y otras ciudades. Son expresiones de una sociedad en convulsión, pero también es el espacio en donde la mayor parte de la ciudadanía se encuentra, es decir, en condiciones incongruentes con la imagen de país que las autoridades pretenden mostrar.
Como casi cada día, junto a esta joven colectivos sindicales de trabajadores en Washington, así como numerosas organizaciones denuncian la incapacidad de las autoridades para otorgar protecciones básicas para trabajadores y ciudadanos.
Mientras la administración de Joe Biden se ha dedicado a giras bélicas y aspiraciones imperialistas a nivel global, lo cierto es que aquí, en casa propia, la situación es muy distinta: profundo malestar social, derivado de un sistema que representa a otros intereses y no necesariamente a los del pueblo y que al mismo tiempo agudiza la brecha socioeconómica existente en el país.
En enero de este año el informe anual del Centro de la Pobreza de la Universidad de Columbia reportaba que más de 12 millones de niños estadounidenses vivían en la pobreza, con un incremento de alrededor de 3.7 millones con respecto a las cifras del año anterior.
Marcelo Sánchez, Washington DC
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