El pasado 27 de agosto, Biden se reunió, por primera vez, con el premier israelí, Naftali Bennett, en la Casa Blanca. En la referida cita, el mandatario norteamericano aseveró que su Administración seguiría buscando la reapertura del consulado estadounidense en el este de Jerusalén que fue cerrado por las órdenes de su antecesor, Donald Trump, en 2019, según recogió el miércoles el portal digital estadounidense de noticias Axios.
De igual modo, el demócrata enfatizó que el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, es el responsable de reabrirlo, quien dijo en mayo que la Administración de Biden cumpliría esa promesa.
La medida estadounidense causó las objeciones de Bennett por el impacto desestabilizador que la reapertura del consulado podría tener en su ya frágil coalición en el régimen de Israel.
Ante tal situación, el primer ministro israelí ha propuesto celebrar debates políticos sobre el asunto entre funcionarios de ambos lados para llegar a un acuerdo común al respecto.
Antes de que fuera cerrado, este consulado tenía la responsabilidad de manejar las relaciones entre los estadounidenses y los palestinos durante 25 años.
A inicios de diciembre de 2017, el entonces presidente estadounidense Donald Trump declaró unilateralmente a Al-Quds como capital del régimen de Israel. Como consecuencia, EE.UU. trasladó en mayo de 2018 su embajada de Tel Aviv a la referida urbe palestina.
En reacción, la comunidad internacional, encabezada por los propios palestinos, condenó y rechazó dicha medida por considerarla una flagrante violación de los principios del derecho internacional.
Después del cierre del consulado en 2019, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) condenó la decisión polémica de Washington y lo consideró como el último clavo del ataúd al papel de EE.UU. en el llamado proceso de paz con el régimen de Israel.
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