En un artículo explosivo, publicado en el periódico estadounidense The Washington Examiner, Michael Rubin, analista del laboratorio de ideas American Enterprise Institute (AEI), alertó que el grupo terrorista Muyahedín Jalq (MKO, por sus siglas en inglés) no es nada más que un “barómetro de la corrupción” en Estados Unidos.
Según el texto, funcionarios y exfuncionarios del Gobierno de EE.UU. participan en las reuniones de estos elementos antirrevolucionarios y, dando un discurso corto en contra de la República Islámica, reciben “salarios de cinco a seis dígitos […] este es un negocio lucrativo”, apostilló.
De hecho, las reuniones internacionales de los terroristas del MKO atraen a los políticos estadounidenses “como moscas a la miel”, explicó el artículo, recordando que varias figuras como el exasesor de Seguridad Nacional de EE.UU. John Bolton y el exsecretario del Departamento de Estado Mike Pompeo, entre otros, asisten a estos eventos antiraníes.
Además, agregó que a los políticos que participan en los encuentros del MKO no les importa nada más que su dinero, “he hablado con varios funcionarios que asistieron a la reunión. Su enfoque es cuestionable. Uno de ellos me dijo: ‘Si cae [Gobierno iraní], ¿a quién le importa cuánto nos paguen por asistir a la reunión?’”, señaló Rubin.
Subrayando que el MKO ha asesinado a varios “iraníes inocentes” durante años, el analista destacó que los partidos políticos del país norteamericano tanto el Demócrata como el Republicano no deberían tomar parte en actos de esta índole.
En otra parte, el analista estadounidense aseguró que el respaldo del Occidente a los miembros del MKO no debilitaría a la República Islámica y hasta redunda en gran medida en el interés Irán.
El MKO tiene las manos manchadas con la sangre de más de 17 000 civiles y autoridades iraníes, tras la Revolución Islámica (1979).
Además, de no estar incluido en la lista de los organismos terroristas de EE.UU., goza de libertades para organizar eventos en Europa contra Irán.
Los miembros de este grupo terrorista llevan una campaña de difamación contra Teherán para mostrar la organización como la única alternativa.
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