“Estados Unidos no emprenderá una retirada apresurada o desordenada de Afganistán que ponga en riesgo a las fuerzas [militares afganas] o la reputación de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte]”, aseguró el viernes el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, durante una rueda de prensa ofrecida desde la sede del Pentágono, situada en el estado de Virginia.
Austin, que daba cuenta del resultado de una reunión virtual mantenida durante dos jornadas con los demás países miembros de la OTAN que giraba en torno al destino de la misión de 9600 efectivos del ente militar en Afganistán, informó que EE.UU. está llevando a cabo una revisión interinstitucional de la situación en el país asiático.
Entre ellas, agregó, estudiar todas las opciones relevantes con plena consideración de las consecuencias de cualquier acción que pudiera emprender la Alianza Atlántica en Afganistán.
El alto cargo militar declaró que había asegurado a los aliados de OTAN que no se dejaran desconcertar por la decisión tomada en su día por el anterior Gobierno de EE.UU., presidido por Donald Trump, de querer reducir el número de las tropas estadounidenses desplegadas en Afganistán desde 2001.
Además, alegó que Estados Unidos está comprometido con un “final responsable y sostenible” de guerra en Afganistán, subrayando la necesidad de avanzar en las negociaciones dirigidas entre las diversas fracciones afganas.
EE.UU. y el grupo Talibán firmaron el 29 de febrero de 2020 un acuerdo de paz para la salida de las fuerzas estadounidenses del suelo afgano. Según el pacto, el país norteamericano reducirá el número de sus militares a 8600 efectivos.
Tras 19 años de presencia de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán para combatir a los talibanes, la inseguridad sigue reinando en el territorio afgano y ha coadyuvado a la expansión de grupos extremistas, como Daesh.
mdh/mkh
