Las preocupaciones sobre la intimidación a los votantes están aumentando en Estados Unidos a medida que la campaña de reelección del presidente Donald Trump continúa pidiendo que se envíen observadores electorales a todo el país argumentando que son esenciales para combatir el fraude electoral.
De hecho, según indicó el miércoles el diario local USA Today, los activistas por el derecho al voto y los funcionarios gubernamentales ahora están preocupados de que los partidarios del magnate neoyorquino asusten a los votantes demócratas, y tienen temor de una confrontación, lo que afectaría aún más a los votantes de comunidades hispanas, negras, asiáticas e indígenas.
“La retórica en sí es represiva (…) Todo eso en conjunto tiene como objetivo reprimir la participación. Como funcionarios electorales, tenemos que afirmar claramente que la supresión de votantes es racismo sistémico”, afirmó la secretaria de Estado de Colorado, Jena Griswold, una demócrata, citada por el medio.
A su vez, Trey Grayson, republicano y ex secretario de Estado de Kentucky, expresó su “mayor preocupación” al respecto enfatizando que el resultado sería socavar “la confianza en las elecciones en todos los ámbitos”.
El propio Trump ha instado a sus partidarios durante el primer debate presidencial con su rival demócrata, Joe Biden, a “ir a las urnas y observar con mucho cuidado porque eso es lo que tiene que suceder”, refiriéndose a un posible fraude electoral.
El inquilino de la Casa Blanca sigue repitiendo el llamado a sus partidarios en la red social Twitter y discursos, diciendo: “lucha por el presidente Trump” y los dirige al sitio web ArmyForTrump.com, lo que en español significa “Ejército para Trump”.
Trump, quien en la mayoría de las encuestas a nivel nacional aparece por detrás de Biden, incluso se ha negado a comprometerse a un traspaso pacífico del poder en caso de una derrota en las elecciones del 3 de noviembre, lo que provocó reacciones indignadas tanto de su oponente demócrata como dentro de las filas republicanas.
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