“No hay cambio ni alivio de las sanciones impuestas por EE.UU. contra Irán”, ha señalado Morgan Ortagus, portavoz del Departamento estadounidense de Estado, en declaraciones ofrecidas este viernes al diario Asharq Al-Awsat, con sede en el Reino Unido.
La reacción de la funcionaria estadounidense se produce después de que Rusia, China, Irán, Siria, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua y Venezuela enviaran una carta al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, y advirtieran sobre el impacto negativo de las sanciones en los esfuerzos internacionales destinados a contener el virus mortal, conocido como COVID-19.
Aún así, la funcionaria estadounidense ha hecho hincapié en que Washington continuará su llamada “campaña de máxima presión” contra la República Islámica, mientras que ha condicionado el levantamiento de los embargos antiraníes a que Teherán se siente a la mesa de diálogo con el presidente estadounidense, Donald Trump.
Las autoridades persas han descartado ya en varias ocasiones la posibilidad de conversaciones con la Administración de Trump, debido a la continuación de las sanciones de Washington contra Teherán, enfatizando que el país norteamericano ya ha demostrado no ser un interlocutor fiable.
Por otro lado, Ortagus ha ignorado el impacto negativo de los embargos estadounidenses en la lucha de Irán contra el brote de coronavirus, afirmando que las sanciones contra Teherán no apuntan el sector de la salud iraní.
Eso mientras tanto Irán como varios otros países del mundo han advertido repetidamente que las criminales sanciones de EE.UU. impiden el acceso del país persa a medicamentos y equipos médicos necesarios para combatir la enfermedad.
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