“El Ejército de EE.UU. podría sufrir bajas inaceptablemente altas y la pérdida de grandes activos de capital en su próximo conflicto. Podría tener dificultades para ganar, o tal vez perder, una guerra contra China o Rusia”, reconoció el miércoles la Comisión de Estrategia de Defensa Nacional del Congreso de EE.UU.
En un nuevo informe, la referida comisión bipartidista —diseñada para evaluar la estrategia de defensa de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump— alertó, además, de que la superioridad militar del país “ya no está asegurada”.
Por lo tanto, llamó a buscar conceptos innovadores, remarcando que Moscú y Pekín están desafiando a Washington y sus aliados “en una escala mucho mayor que la que tiene cualquier adversario desde el final de la Guerra Fría”.
El Ejército de EE.UU. podría sufrir bajas inaceptablemente altas y la pérdida de grandes activos de capital en su próximo conflicto. Podría tener dificultades para ganar, o tal vez perder, una guerra contra China o Rusia”, reconoce un comité del Congreso de Estados Unidos.
El reporte aludió también a las tensiones de Washington con Pekín por los crecientes lazos entre EE.UU. y Taiwán, así como a las disputas con Moscú por la presencia militar estadounidense cerca de las fronteras del país euroasiático.
“Si Estados Unidos tuviera que luchar contra Rusia en una contingencia en el Báltico o con China en una guerra por Taiwán, los estadounidenses podrían tener que hacer frente a una decisiva derrota militar”, apuntó al agregar que ambas naciones cuentan con avanzados equipos militares que hasta ahora solo poseía EE.UU.
Para conservar el dominio militar de Estados Unidos, esta comisión, compuesta por exfuncionarios demócratas y republicanos seleccionados por el Congreso, le ha propuesto al Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono) aumentar aun más el presupuesto militar, el cual superó en 2017 con mucho al mundo entero.
Actualmente, el presupuesto militar del país norteamericano se sitúa en torno a unos 716 000 millones de dólares, mientras que China y Rusia gastan solo una fracción de esa cifra.
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