“Reiteramos nuestros llamados a que el Gobierno de Arabia Saudí respete y proteja los derechos humanos y garantice procedimientos judiciales justos y transparentes en todos los casos”, declaró ayer sábado a través de un comunicado el almirante y portavoz del Departamento de Estado estadounidense, John Kirby.
Reiteramos nuestros llamados a que el Gobierno de Arabia Saudí respete y proteja los derechos humanos y garantice procedimientos judiciales justos y transparentes en todos los casos”, ha comunicado el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., John Kirby
Anteriormente se había producido el anuncio, por el Ministerio saudí de Interior, de la ejecución de las condenas a muerte del sheij Al-Nimr y de 46 personas más, imputándoles cargos de “terrorismo” y la profesión de una ideología “takfirí”.
Las acusaciones han sido puestas en entredicho por la organización Amnistía Internacional (AI), con sede en Londres, cuyo director para Oriente Medio y África del Norte, Philip Luther, ha denunciado la represión de la disidencia en nombre de una supuesta lucha antiterrorista.
En el mismo sentido, el comunicado del portavoz estadounidense ha asegurado que su Gobierno ya ha transmitido a Riad, a través de canales de alto nivel, su preocupación por el funcionamiento del sistema judicial saudí.
Nos preocupa en particular el riesgo de que la ejecución del prominente clérigo chií y activista político Nimr al-Nimr exacerbe las tensiones sectarias, en un momento en que hay urgencia de que se reduzcan”, ha añadido Kirby en su comunicado
“Nos preocupa en particular el riesgo de que la ejecución del prominente clérigo chií y activista político Nimr al-Nimr exacerbe las tensiones sectarias, en un momento en que hay urgencia de que se reduzcan”, ha alertado Kirby.
En este contexto, el representante de la Diplomacia estadounidense ha hecho un llamado a que los dirigentes de la región redoblen esfuerzos para rebajar las tensiones en Asia occidental.
De modo muy similar se ha pronunciado el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Benjamin Rhodes, desplazado al archipiélago pacífico de Hawái junto al presidente de EE.UU., Barack Obama, al afirmar que la actual Administración estadounidense ha instado al régimen saudí a actuar con moderación, con atención a los derechos humanos.
Tenemos motivos de preocupación abundantes, creo, sobre las cuestiones de derechos humanos en Arabia Saudí y, una vez más, nos gustaría ver pasos de Arabia Saudí y de otros países para reducir las tensiones sectarias en la región”, ha declarado el asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Benjamin Rhodes
“Tenemos motivos de preocupación abundantes, creo, sobre las cuestiones de derechos humanos en Arabia Saudí y, una vez más, nos gustaría ver pasos de Arabia Saudí y de otros países para reducir las tensiones sectarias en la región”, ha dicho Rhodes.
La ejecución del sheij Al-Nimr, cuyos restos mortales no han sido entregados a su familia, ha despertado viva indignación en toda la región, desde la propia Arabia Saudí, que ha sido escenario de protestas, especialmente en la ciudad natal del sheij, la oriental Al-Qatif, hasta Baréin, Paquistán, Irak o El Líbano.
Especialmente vivas han sido las reacciones en Irán, donde el Gobierno ha llamado a la calma y ha recalcado la necesidad de garantizar la seguridad de las legaciones diplomáticas saudíes, en un ambiente de tensión en la capital, Teherán, y en Mashad (noreste), donde se han realizado manifestaciones de protesta frente a la embajada y el consulado saudíes, respectivamente.
El prestigioso sheij, crítico destacado del régimen wahabí de Riad, fue arrestado violentamente en 2012 en Al-Qatif, capital de la provincia de Al-Sharqiya, durante protestas pacíficas contra la dinastía reinante de los Al Saud.
Fue acusado de provocar disturbios y socavar la seguridad del reino a través de sus sermones antigubernamentales y su defensa de los presos políticos, cargos que él mismo rechazó como carentes de fundamento.
Desde febrero de 2011, la provincia de Al-Sharqiya ha sido escenario de manifestaciones —reprimidas con violencia— para exigir reformas políticas, libertad de expresión, libertad para los presos políticos y el fin de la discriminación sectaria contra la población de la zona, rica en petróleo.
Ayer sábado, la jefa de la Diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, alertó de que la ejecución del sheij puede “inflamar aún más las tensiones sectarias que tanto daño está haciendo a toda la región, con consecuencias peligrosas”.
Diversos observadores y actores políticos, como el exprimer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, han aventurado que la ejecución múltiple, y en concreto la del sheij Nimr, provocará la caída de la dinastía Al Saud.
El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha advertido a través de su cuenta oficial de Twitter de que “el despertar no se puede reprimir”.
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