Bruno Rodríguez Parrilla acusó el miércoles al Gobierno de Estados Unidos de emplear una estrategia multidimensional contra Cuba, que incluye la presión económica y el financiamiento a quienes apoyan su agenda desestabilizadora.
“EE.UU. combina política de máxima presión para asfixiar a Cuba y campaña de desinformación brutal, con el financiamiento y promoción abierta de aquellos que se prestan a su agenda desestabilizadora de ‘cambio de régimen’”, escribió Rodríguez en su cuenta de Twitter.
En este sentido, el canciller se refiere al bloqueo de más de 60 años que impone EE.UU. a Cuba y las nuevas sanciones económicas, cuyo objetivo es presionar a la nación, de modo que proteste como ha ocurrido recientemente, si bien, como un caso aislado y finalizado tras conocerse que la difícil situación tiene sus raíces en las mismas medidas rectrictivas de Washington y sus aliados.
Y, respecto a la entrega de fondos para la subversión, Rodriguez dijo en julio que Washington destinó más de 261 millones de dólares en proyectos de subversión contra Cuba desde 1990 hasta el año 2020.
El ministro de Asuntos Exteriores acompañó su tuit con el editorial del diario oficial cubano Granma, en que anota los objetivos de una marcha convocada para noviembre, cuyos organizadores poseen probados vínculos con organizaciones subversivas.
En su editorial, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba recuerda las protestas del 11 de julio e indica que sus promotores “andan frustrados y apurados en sus planes [...] Promueven por ello diversas acciones desestabilizadoras en el país, para provocar el incidente que desemboque en el estallido social que propicie la anhelada intervención militar”.
Sin embargo, pone de relieve el texto que “ni 62 años de bloqueo ni sus 243 medidas adicionales han podido ni podrán derribarnos, por eso el intento reiterado de “golpe suave”. Es parte de la guerra no convencional que nos aplican con intensidad. Golpear sobre el golpe”.
En otra parte, advierte de que el derecho a la manifestación no puede utilizarse para subvertir el sistema político, derrocar el proyecto socialista o para establecer alianzas con grupos y organizaciones que reciben financiamiento desde la nación estadounidense.
Estados Unidos persiste en sus acciones anti-Cuba, pese a que la comunidad internacional exige a Washington poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a los cubanos, que en tiempos de pandemia, para muchos, equivale a una forma de genocidio.
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