En una entrevista concedida a la cadena local CGTN, el director del laboratorio chino, el investigador Yuan Zhiming, rechazó el sábado las acusaciones de que el nuevo coronavirus (COVID-19) surgiera en el referido laboratorio de Wuhan, ciudad donde se originó la pandemia de la COVID-19.
“De ninguna manera este virus ha salido de nosotros. (…) Sabemos perfectamente la clase de investigaciones que hacemos y cómo gestionamos tanto nuestros virus como nuestras muestras”, dejó en claro el investigador.
En afirmaciones expresadas por primera vez desde el inicio de la pandemia, el experto, formado en microbiología y biotecnología en Francia, Dinamarca y EE.UU. durante varios años, enfatizó que el instituto que dirige tiene un régimen regulatorio estricto y un código de conducta de investigación, por lo que está seguro de lo que dice.
Sus comentarios se produjeron después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, quien ha tratado repetidamente de vincular el virus con China llamándolo, incluso, el “Virus de China” o el “Virus de Wuhan”, formulara el mismo sábado más declaraciones en las que insinuó que su Administración estaba investigando para determinar si el virus emanaba del mencionado laboratorio chino.
La “teoría de la conspiración”, que apareció por primera vez en febrero, afirma que el nuevo coronavirus puede haber sido sintetizado artificialmente en el Instituto de Virología de Wuhan o en uno de sus laboratorios, o puede haber escapado de una de esas instalaciones.
El inquilino de la Casa Blanca y sus asesores acusan a Pekín de falta de transparencia sobre el brote viral. En este sentido, Trump ha suspendido los fondos que aportaba EE.UU. a la Organización Mundial de la Salud (OMS), acusándola de excesiva indulgencia con China.
El magnate republicano ha amenazado también a China con “consecuencias” si se determina que es “conscientemente responsable” de la pandemia.
Sin embargo, varios analistas sostienen que Trump, que busca la reelección en noviembre, está tratando de usar a Pekín para desviar la opinión pública de las deficiencias de su propia respuesta a la COVID-19.
El presidente estadounidense es blanco de duras críticas por su mala gestión de la crisis sanitaria, que ha convertido al país norteamericano en el epicentro de la pandemia con más 740 000 casos confirmados y 39 000 decesos.
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