En la marcha celebrada este jueves y convocada por la Central Única de Trabajadores (CUT), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) y los movimientos de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y de Trabajadores Sin Techo (MTST), miles de personas han repudiado la intención de sectores políticos para destituir a Rousseff.
Los manifestantes en la ciudad de San Pablo (sureste) portaban pancartas en las que se leía: “Petrobras es del pueblo”; “La corrupción se la enfrenta con la reforma política” o “Fuera golpistas”.
De acuerdo con las fuentes locales, las concentraciones y marchas han tenido lugar en las principales ciudades y municipios de Alagoas, Bahía, Pernambuco, Ceará, Mato (todos noreste), además de Grosso do Sul (centro-oeste), Pará (norte), y Paraná (sur).
En la capital de Paraná, Curitiba, unos cinco mil manifestantes organizaron una marcha hasta la plaza Boca Maldita, sita en el centro de la ciudad. En esta línea los 1200 trabajadores de la CUT en Maceió, capital de Alagoas, solicitaban respeto a Rousseff.

Los partidarios de la mandataria, también han urgido la renuncia del líder de la Cámara de Diputados del Congreso brasileño, Eduardo Cunha, quien anunció el pasado 17 de julio la ruptura de sus relaciones políticas con el Gobierno brasileño.
A la protesta también se sumaron militantes del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece Rousseff, y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB), quienes rechazaron las medidas de recortes de gastos promovidas por el Gobierno a fin de “reanimar la economía”.
Por su parte, y paralelo a la marcha de hoy mediante su cuenta de Twitter, el opositor Aécio Neves, representante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ha subido un vídeo en el que invitó a la población a manifestarse “contra la corrupción” y ha destacado que el domingo será recordado como “el día de la democracia”.
El domingo, miles de brasileños salieron a las calles en 150 ciudades del país para protestar contra la gestión de Rousseff, sin embargo, el Gobierno brasileño ha considerado las marchas organizadas en contra de la dignataria como una muestra de la "normalidad democrática" que existe en el país.
Sin embargo, tacha de intentos de promover "maniobras golpistas" cuando se habla de la destitución de Rousseff, quien insiste que revertirá la crisis, descarta renunciar y asegura una y otra vez: "No voy a caer".
Con una popularidad en mínimos (71 % de reprobación a la gestión de su segundo mandato que inició hace apenas siete meses, según Datafolha), Rousseff enfrenta el llamado a un juicio político por una supuesta responsabilidad del Gobierno en los desvíos de dinero registrados en la empresa petrolera estatal Petrobras y el mal manejo de la economía del país, que se contraerá este año si sigue la tendencia un 1,5 %.
fdd/ktg/kaa