“La vacuna no acabará con el coronavirus (…) No hay fin para el coronavirus. Este virus permanecerá con nosotros, pero como otros virus con los que convivimos”, declaró el jueves el ministro de Salud de Brasil, Eduardo Pazuello, durante un diálogo con secretarios de salud estatales y municipales.
En este sentido, el funcionario brasileño precisó que hay que vivir con el virus como con el H1N1 (gripe porcina), y habrá nuevos hábitos, como el uso de la mascarilla y el distanciamiento social en algunos casos.
Pazuello, quien es el tercer ministro de Salud del presidente Jair Bolsonaro, en apenas seis meses, insistió que este mensaje “debería exponerse con mucha claridad” a la ciudadanía, aunque considera que el impacto del mismo será menor, pues “el país ha sabido lidiar con la enfermedad”.
Sus declaraciones se realizaron mientras que la mala gestión de Bolsonaro ha convertido a Brasil en el país más afectado en América Latina y el segundo país del mundo con más casos y muertes; tanto es así que puntualmente ha llegado a superar a Estados Unidos en el número de muertes diarias y es el segundo del planeta en superar los tres millones de casos.
Las crisis económica y sanitaria se han profundizado en Brasil, y el impacto económico y social de la COVID-19 ha causado gran pobreza en el país sudamericano, donde el pueblo y un gran número de políticos han denunciado el manejo “ignorante” de Bolsonaro que ha minimizado una y otra vez la pandemia, asistiendo a mítines, saliendo a comer a la calle, organizando asados y asistiendo al campo de tiro.
De acuerdo con el balance del Ministerio de Salud, Brasil ha registrado 3 764 493 casos acumulados y 118 736 fallecidos. Las últimas cifras han mostrado un aumento de 44 235 contagios y 984 muertes en las últimas 24 horas.
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