• La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, habla durante un acto en la ciudad de Tarija, 15 de octubre de 2020. (Foto: ABI)
Publicada: viernes, 16 de octubre de 2020 8:30

La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, está cerca de terminar su gestión transitoria sin cumplir ni siquiera una de sus muchas promesas.

El gobierno de facto de Áñez se instaló en el poder después de la salida del expresidente Evo Morales quien tuvo que renunciar a su cargo el 10 de noviembre de 2019 por un golpe de Estado, lanzado por la derecha y apoyado por Estados Unidos.

A pesar de tener el deber de reponer el orden constitucional tras el golpe de Estado, Áñez se centró durante su mandato transitorio en aniquilar al izquierdista Movimiento Al Socialismo (MAS), de Morales, y poner fin a la vida política del expresidente popular.

Las siguientes son sólo algunas de las promesas incumplidas de la presidenta de facto:

Eliminación del MAS: Pese a su objetivo declarado de aniquilar al MAS, Áñez no pudo acabar con este partido, ya que MAS goza de gran apoyo popular. El candidato por el partido de Morales a la Presidencia, Luis Arce, es todavía el más favorito para las elecciones del 18 de octubre, según la mayoría de las encuestas preelectorales.

 

Elecciones en 90 días: A pesar de que ésta fue una de las promesas principales de Áñez, su gobierno de facto pospuso los comicios varias veces bajo excusa de la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19. La presidenta interina fijó primero los comicios para el 3 de mayo. Luego, por la pandemia, la votación fue pospuesta sucesivamente para agosto, septiembre y finalmente el 18 de octubre. Áñez intentó inclusive postegarlos más.

Pacificación: Aunque había prometido gobernar el país en paz, apenas dos días después de asumir el cargo firmó un decreto que autorizó a la Policía usar la fuerza para reprimir a los opositores de su gobierno y los partidarios de Morales.

Primero la salud: Esta consigna-promesa ante la pandemia de la COVID-19 fue uno de pretextos utilizados por Áñez para justificar la postergación, en varias ocasiones, los comicios. No obstante, el gobierno de facto está criticado por el mal manejo del virus y el empeoramiento de la crisis sanitaria en Bolivia.

Cuidado de la economía: En vez de asegurar el funcionamiento de la economía en un entorno de crisis, la presidenta de facto y su gobierno se centraron en desmontar el legado del MAS, lo que dio lugar a la inestabilidad de empresas públicas y caída de la confianza ciudadana. Se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) del país sudamericano se contraiga este año en más de 6,0 %.

Coordinación de poderes: Áñez prometió respetar el mandato constitucional de coordinación de poderes. Pero lo que hizo fue luchar casi permanentemente con el Parlamento controlado por el MAS.

Independencia judicial: Proclamó que durante su mandato garantizaría la independencia de la justicia del Ejecutivo. Sin embargo, como era de esperar ha utilizado a jueces, fiscales y Policía para perseguir a Morales y sus colaboradores y seguidores.

Pese a los muchos obstáculos a los que hace frente el MAS, todas las encuestas señalan a Arce como ganador en la primera vuelta.

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