Durante una conversación virtual con juntas vecinales de El Alto afines al Movimiento al Socialismo (MAS), difundida el martes, el líder indígena argumentó que debido a esto, él tiene contactos con las Fuerzas Armadas de Bolivia, la Iglesia Católica y empresarios privados para impedir que surja otro “golpe” de Estado tras las elecciones de octubre.
“Ahora tal vez (haya) otro golpe (de Estado), y ahí estamos hablando con algunos miembros de las Fuerzas Armadas, con empresarios, con la Iglesia Católica. (…) estamos seguros que vamos a ganar”, agregó mientras desestimó la decisión del gobierno de facto de bloquear la actividad de organizaciones afines al MAS.
Morales reiteró que la renuncia de Áñez a su candidatura tiene el objetivo de unir “a la derecha” para dividir al MAS.
Áñez anunció el 17 de septiembre su declinación a la candidatura de las elecciones generales del 18 de octubre después de que una encuesta electoral, la más amplia difundida hasta la fecha en el país, vaticinara como ganador al candidato del Movimiento al Socialismo, Luis Arce, en la primera vuelta de las elecciones.
La autoproclamada mandataria llegó al poder en noviembre de 2019, tras la renuncia de Morales a su cargo, el 10 de noviembre, para pacificar el país, debido a un golpe de Estado, orquestado por la oposición y apoyado por Estados Unidos.
Desde entonces, Áñez inició una campaña de difamación contra el líder indígena y su partido. La más reciente medida fue la inhabilitación del exmandatario izquierdista para postularse como candidato a senador. Morales calificó esta medida de “ilegal”.
La actual presidenta de facto ahora enfrenta una ola de críticas por su gestión en diversos asuntos, entre ellos la propagación del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, el aplazamiento de las elecciones y la grave crisis económica en el país andino.
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