El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos borró del mapa a Hiroshima junto a 140 000 fallecidos, tras atacar a esta ciudad con una bomba atómica de gran potencia.
El país norteamericano repitió el ataque tres días después en Nagasaki, y mató a otras 74 000 personas. Tras estos bombardeos, Japón forzó la rendición incondicional y, con ello, el final de la II Guerra Mundial.
En el aniversario 79 del bombardeo atómico estadounidense, los japoneses se manifestaron en Hiroshima contra la proliferación nuclear.
A las 8:15 de la mañana sonó una campana de la paz, marcando la hora en que se lanzó la bomba.
Alrededor de 50 000 participantes, incluidos embajadores de 109 países, rindieron homenaje a las víctimas del trágico incidente.
Los participantes también pidieron un mundo sin guerra ni matanzas y exigieron el fin del genocidio israelí en la Franja de Gaza.
Washington nunca ha pedido disculpas oficiales por sus bombardeos nucleares de ambas ciudades japonesas. Estados Unidos ha tenido más bien cuidado de emitir una disculpa y se ha limitado a expresar su pesar por la colosal destrucción que causó.
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