Unos 8000 soldados, en concreto, 5000 efectivos filipinos y 3000 estadounidenses, participan en la trigésima cuarta edición de las operaciones militares de los dos aliados, bautizadas como ‘Balikatan’, a las que se incorporarán fuerzas militares de Australia y Japón.
Los militares llevarán a cabo ejercicios con fuego real y simulaciones de operaciones antiterroristas urbanas, una situación que vivió el Gobierno de Filipinas el año pasado y durante cinco meses en la sureña ciudad de Marawi en el marco de una batalla mortal contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
“Realizarán operaciones de defensa mutua, antiterrorismo y respuesta humanitaria y de desastres”, ha detallado el portavoz de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Restituto Padilla.
Realizarán operaciones de defensa mutua, antiterrorismo y respuesta humanitaria y de desastres”, declara el portavoz de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Restituto Padilla, en alusión a maniobras militares conjuntas EE.UU.-Filipinas en el mar de la China Meridional.
‘Balikatan’ arranca en medio de una escalada tensión en el mar del Sur de China, donde Pekín desplegó hace pocos días sus primeras instalaciones de misiles en las islas Spratly (llamadas Nansha por Pekín), sobre las que varios países asiáticos, como Vietnam y Filipinas, reivindican soberanía, al igual que el gigante asiático.
Su decisión provocó la ira de varios países de la región, pero el Gobierno filipino evitó censurar la militarización de las Spratly por parte de Pekín, con lo que busca preservar una nueva era de “relaciones más amigables”, bajo la presidencia de Rodrigo Duterte.
“Los misiles no están dirigidos contra nosotros”, ha recalcado hoy lunes el portavoz de la Presidencia filipina, Harry Roque, respondiendo a las críticas.
Las relaciones entre Washington y Manila han sido tensas desde que Duterte tomó las riendas del país, allá en junio de 2016. Sin embrago, EE.UU., el gobernante colonial de Filipinas hasta 1946, es actualmente el principal aliado militar del país asiático.
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