Dicen que el lila o violeta representa el color de la generosidad, así como de la reflexión. Además, lo relacionan con conceptos como la elegancia, la extroversión, la empatía y el cuidado de los demás. Pero en Buenos Aires, esta tonalidad tiñe el entorno urbano gracias a los Jacarandá, una especie de árbol originario del norte argentino.
Casi 19 000 ejemplares distribuidos en parques, plazas y veredas se adaptaron al arbolado porteño, luego de ser sembrados en los últimos años como parte de un plan estratégico.
Este atractivo cromático hace del paisaje capitalino, un punto de parada para las selfies de locales y turistas, durante todo el mes de noviembre. El Jacarandá fue designado como árbol distintivo de la Ciudad Autónoma en 2015 por la Legislatura porteña.
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