En un artículo, recogido el lunes por varios medios, el presidente interino de la organización no gubernamental Grupo Internacional de Crisis (ICG, por sus siglas en inglés), Richard Atwood, consideró que parece imposible que Arabia Saudí gane la guerra que libra contra el movimiento popular Ansarolá de Yemen.
El jefe de esta oenegé afirmó que los funcionarios saudíes se sienten perseguidos y están desesperados por encontrar una salida que les salve del atolladero de Yemen.
Agregó que la continuación de la guerra de Yemen, junto con los crímenes del régimen saudí, entre los que destaca el asesinato del periodista crítico Jamal Khashoggi en 2018 en Turquía, genera la ira de Washington contra los Al Saud, dado que su reputación se ha visto cuestionada por apoyar a Riad en el conflicto en Yemen.
En este sentido, Atwood consideró que los cambios en la política saudí, como las recientes negociaciones con Irán, la reconciliación con Catar y el acercamiento con Turquía, son el resultado de la intervención estadounidense.
“Está claro que Riad y, hasta cierto punto, su aliado Abu Dabi [Emiratos Árabes Unidos] no tienen el mismo nivel de respeto de la Administración del presidente estadounidense Joe Biden que parecían disfrutar durante el mandato de su predecesor, Donald Trump. Al mismo tiempo, Washington espera volver al acuerdo nuclear de Irán y reducir las relaciones hostiles con Teherán”, afirmó.
Pese a todo, Atwood enfatizó que la guerra de Yemen va de mal en peor de manera que las estrategias que adopta Arabia Saudí para salvarse de esta guerra, incluidas las negociaciones con Irán, “no está del todo claro que pueda frenar a los hutíes, que tienen la ventaja militar en el terreno”.
Arabia Saudí lanzó la devastadora agresión militar contra Yemen en marzo de 2015 en colaboración con varios Estados aliados y el apoyo logístico de Estados Unidos y otros países occidentales, con el objetivo de devolver al poder al antiguo régimen presidido por el fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi y aplastar al movimiento popular Ansarolá.
La ofensiva no logró sus objetivos, pero llevó a Yemen al borde de la peor hambruna en el mundo, mató a decenas de miles de personas inocentes y destruyó la empobrecida infraestructura del Estado.
Yemen no solo no ha cedido a la voluntad de Riad y sus aliados, sino que ha cosechado logros importantes en el campo militar, lo que le ha capacitado para cambiar el equilibrio del poder a su favor.
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