Actualmente, hay 195 000 personas mutiladas registradas en Afganistán, la mayoría de las cuales son víctimas de ataques con bombas de racimo y aviones no tripulados perpetrados en todo el territorio afgano durante la ocupación militar, encabezada por EE.UU., de acuerdo con un informe del medio estatal chino China Global Television Network (CGTN).
Se estima que, durante los primeros tres años de la invasión destructiva, las fuerzas estadounidenses lanzaron más de 1500 bombas de racimo en la empobrecida nación desgarrada por el terror y la ocupación militar extranjera, precisa el reporte, que cita como fuente el Ministerio afgano de Asuntos de Mártires y Discapacitados.
Anota también que las municiones sin explotar de bombas de racimo lanzadas por fuerzas estadounidenses continúan causando muertes y heridos años e incluso décadas después de que fueran lanzadas.
“No tenemos datos exactos sobre el número de afganos mutilados por el uso de bombas de racimo, pero, de hecho, muchos casos de discapacidad, incluidos los que sufren los combatientes (en referencia a los que resistieron la invasión liderada por Estados Unidos), son el resultado de ataques aéreos, incluidos ataques con drones y bombas de racimo”, dijo el jefe de gabinete de ministros afgano, Qari Shah Mohamad.
Señaló que “Estados Unidos ha cometido varios crímenes de guerra en Afganistán, excepto el uso de bombas nucleares”.
A pesar de la alegación del Departamento de Defensa de Estados Unidas (el Pentágono) de que las bombas de racimo se emplean como herramientas cruciales para atacar áreas y personal específico, el escenario que vive Afganistán cuenta una historia diferente.
La Convención sobre Municiones en Racimo, adoptada en 2008, es el único tratado internacional vinculante que prohíbe el empleo de estas armas. Hasta ahora más de 100 países se han adherido al acuerdo, pero todavía no son parte Estados Unidos, Rusia y Ucrania, entre otros.
Las bombas de racimo, de dispersión o fragmentación, son lanzadas en caída libre y contienen un dispositivo que al abrirse libera a su vez miles de pequeñas minibombas que se dispersan en un radio de hasta 400 metros.
El general ucraniano Oleksandr Tarnavsky, comandante de la Operación de las Fuerzas Conjuntas de Tavria, en una entrevista con la cadena estadounidense CNN afirmó que Ucrania ha recibido municiones de racimo de EE.UU.
Washington anunció el 7 de julio un nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania por valor de 800 millones de dólares, que incluía bombas convencionales mejoradas de doble propósito (DPICM), también conocidas como bombas de racimo.
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