En un informe publicado este miércoles, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha calificado de preocupante la cifra de bajas civiles que han causado los ataques estadounidenses en los primeros tres meses de 2019.
Según precisa la nota de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés), durante el primer trimestre de 2019, unos 305 civiles han perdido la vida debido a los ataques de las tropas norteamericanas y sus aliados, mientras que los grupos insurgentes mataron a 227 personas.
Del 1 de enero al 31 de marzo, el conflicto afgano dejó un total de 1773 víctimas civiles, entre heridos y muertos, ha agregado el informe.
Desde 2001, Afganistán sufre una especie de invasión de EE.UU. y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que desplegaron tropas allí so pretexto de derrocar a Talibán, pero cuya presencia no ha hecho más que empeorar las condiciones ya de por sí malas de la nación asiática. Sus ataques han provocado un gran número de bajas civiles y en múltiples ocasiones han matado a las fuerzas de seguridad y soldados afganos.
En el caso más reciente acaecido el domingo, al menos ocho civiles, incluidos mujeres y niños, murieron en operaciones nocturnas de las fuerzas militares de EE.UU. en el distrito de Nerj, en la provincia oriental de Maidan Wardak.
En un informe publicado en febrero por la ONU se indica que los ataques causaron en 2018 la muerte de 3804 civiles, cifra que supone un aumento del 11 % respecto al año anterior y constituye un récord desde 2009. El organismo internacional señala que una de las principales razones de tal tragedia ha sido el aumento de los bombardeos de EE.UU.
Diferentes políticos y autoridades afganas denuncian que Estados Unidos está cometiendo crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidios en Afganistán, y han pedido a la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue los actos de fuerzas norteamericanas en el país asiático.
Tras rendirse ante presiones y amenazas de Washington, la CPI, con sede en La Haya (Países Bajos) ha rechazado hasta el momento abrir una pesquisa por los crímenes de EE.UU. en Afganistán, hecho que ha provocado el repudio de diferentes grupos pro derechos humanos y oenegés en todo el mundo.
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