“Hay que poner fin a la política irresponsable de imposición de valores ajenos desde afuera, a las ambiciones de construir democracia en otros países según moldes ajenos sin considerar las peculiaridades históricas, nacionales, religiosas e ignorando completamente las tradiciones de estos pueblos”, ha subrayado este viernes el mandatario ruso, Vladimir Putin tras su reunión con la canciller alemana, Angela Merkel, en Moscú (capital de Rusia).
Conforme a las declaraciones de Putin, los talibanes controlan prácticamente todo el territorio de Afganistán, incluida su capital, “una realidad a partir de la que hay que actuar para no permitir la desintegración del Estado afgano”.
“Rusia está interesado en un Afganistán estable”, ha explicado el presidente del país euroasiático, al tiempo de constatar el hecho de que ahora “no lo es” y ha mostrado la esperanza de que el nuevo poder en Afganistán garantice la seguridad de las legaciones de otros países y mantenga el orden público.
Según el presidente ruso, la operación de EE.UU. y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no se puede describir como “exitosa”, si bien Moscú no quiere incidir en ello ni presentarla como “fracaso”.
También el líder ruso ha exhortado al mundo a invertir sus esfuerzos para evitar que los terroristas de grupos como Al-Qaeda, repartidos en el territorio afgano, se infiltren en los países vecinos de Afganistán disfrazados de refugiados.
“Vemos que los talibanes han anunciado el fin de las operaciones de combate, han comenzado a restaurar el orden público y se han comprometido a garantizar la seguridad de los residentes locales y las misiones diplomáticas extranjeras”, ha señalado. “Espero que todo esto se materialice”, ha matizado Putin.
Merkel, a su vez, ha afirmado que es necesario que Rusia señale los problemas de ayuda humanitaria en Afganistán durante las conversaciones de Moscú con los talibanes.
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