Desde México; La Economía Social: Un salvavidas al México de hoy y de mañana
Las políticas de combate a la pobreza en México han sido un rotundo fracaso. La pobreza persiste y la desigualdad sigue en aumento en este país.
La desigualdad social en México sigue en aumento a pesar de los 6 mil 491 programas sociales que existen a nivel federal, estatal o municipal, y que no se reflejan en el bienestar de la gente a pesar de la inyección millonaria de recursos cada sexenio.
El modelo económico neoliberal capitalista ha mostrado en los últimos 30 años su incapacidad de generar una riqueza homogénea para todos los habitantes del país.
De acuerdo con el más reciente informe de evaluación de la política de desarrollo social 2018 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en los últimos ocho años, 3.9 millones de mexicanos se sumaron a las filas de la pobreza debido a que de los 49.5 millones de pobres que había en 2008 la cifra aumentó a 53.4 millones en el año 2016.
Todo ello ha llevado a un cuestionamiento sobre la conveniencia de impulsar modelos alternativos en México ante la falta de una reducción significativa de la pobreza, donde entre el 60 y 70 por ciento de la población tiene apenas ingresos mensuales entre $134 y $320 USD.
En ese sentido, hay voces que apuestan por la economía social y solidaria como una estrategia o herramienta para generar alternativas económicas, de bienestar social y medioambiental. Y es que la principal característica de la economía social y solidaria es la de generar riqueza y distribuirla de manera equitativa entre los implicados.
¿Estará dispuesto el nuevo Gobierno mexicano a fomentar este tipo de empresas sociales que requieren financiamiento, crédito, pero sobre todo, inversión de capital de riesgo?
Es necesario entender que el empoderamiento económico de pequeños productores, indígenas y campesinos es esencial para hacer frente a la pobreza.
Analizar si el Estado mexicano debe fortalecer, impulsar y fomentar la economía social y solidaria por medio de políticas públicas de inversión en este sector, y dejar de apostar por la transferencia de recursos en programas sociales que lo único que hacen es reproducir la pobreza.
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