“Varios grupos terroristas en Siria, incluido EIIL (Daesh, en árabe), consideran que la atención global enfocada en la pandemia de la COVID-19 es una oportunidad para reagruparse e infligir violencia contra la población”, alertó el viernes la Oficina de la Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), dirigida por Michelle Bachelet.
De acuerdo con el organismo, en el mes de abril se documentaron al menos 35 muertes de civiles debido a ataques terroristas con dispositivos explosivos, frente a los siete casos del mes anterior.
“Cada día recibimos más y más informaciones sobre asesinatos y bombardeos de un extremo del país al otro, y muchos de estos ataques tienen lugar en áreas densamente pobladas” y en la mayoría de los casos nadie reivindica la autoría, dice la nota de Acnudh.
La nota, además, respalda el llamamiento del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, a un alto el fuego global debido a la crisis provocada por el nuevo coronavirus, y pide a todas las partes del conflicto en Siria que secunden dicho llamamiento.
En los recientes días, los grupos extremistas, incluido Daesh, han aumentado sus ataques en varias partes de Siria, entre ellas la provincia oriental de Deir Ezzor y la sureña Daraa, aunque el Ejército sirio los ha repelido.
Existe el temor de que la pandemia del coronavirus se propague entre los miles de refugiados sirios que viven en una situación vulnerable debido a los ataques de los terroristas apoyados por países extranjeros y a las sanciones injustas occidentales.
Pese a ello, el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, en abril anunció que el bloque comunitario está considerando nuevas sanciones contra Siria.
En respuesta, el representante permanente de Siria ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Bashar al-Yafari, denunció que las sanciones unilaterales del Occidente contra su país obstaculizan todo esfuerzo para luchar contra la pandemia.
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