Por: Iqbal Jassat *
Mientras los países de todo el mundo se preparan para conmemorar el Día Mundialde Al-Quds en el último viernes del sagrado mes de Ramadán, los palestinos en Gaza y en la Cisjordania ocupada siguen reviviendo los horrores de la Nakba (catástrofe).
La brutalidad despiadada de los criminales de guerra sionistas, que encabezan el proyecto de genocidio y limpieza étnica del régimen colonial de asentamientos, respaldados por una administración estadounidense igualmente implacable, sin duda alimentará la indignación popular en este evento anual.
El Día Mundial de Al-Quds tiene sus raíces en la República Islámica de Irán, cuando el liderazgo visionario de la Revolución Islámica, bajo el mando del Imam Jomeini (que descanse en paz), movilizó a activistas de derechos humanos y civiles de todo el mundo para dedicar el último viernes de Ramadán a la causa palestina.
Más de cuatro décadas después, las conmemoraciones de este día han crecido exponencialmente.
Más importante aún, el sectarismo, históricamente vinculado a las políticas de “divide y vencerás” del Raj británico [el período de dominio colonial británico sobre el subcontinente indio], ha disminuido de manera drástica gracias a la sabiduría y previsión de la nación y el liderazgo iraní.
Desde su inicio poco después de la caída del “Trono del Pavo Real” de Estados Unidos en Teherán en 1979, el Día Mundial de Al-Quds ha sido testigo de un crecimiento sin precedentes en la solidaridad con la lucha por la libertad de Palestina contra el régimen ilegal de colonización sionista.
Además, ha logrado mantenerse como un pilar inquebrantable de la política exterior de Irán, lo que le ha valido la ira de Israel, pero el respeto y la admiración del pueblo palestino y sus verdaderos aliados en todo el mundo.
Irán y su compromiso inquebrantable con Palestina
Lo que es menos conocido es que, durante la notoria era de la dinastía Pahlavi, impuesta por la fuerza, el imperio estadounidense tenía un control absoluto sobre Irán. A través de un Shah sumiso, Estados Unidos disfrutaba de privilegios que lo hacían intocable por la ley, mientras que esos mismos derechos y libertades eran negados al pueblo iraní.
La represión encontró su respuesta cuando el Imam Jomeini se opuso, dando inicio a un movimiento que culminó en la Revolución Islámica.
Los palestinos, que han soportado décadas de ocupación sionista y un terrorismo bárbaro, sufren horrores aún peores que los infligidos por el ex-Shah o el antiguo régimen de apartheid en Sudáfrica.
El periodo posterior a los cambios revolucionarios en Irán —antes de la formación de HAMAS— estuvo dominado por Yaser Arafat y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), a la que lideraba.
Una imagen icónica de Arafat y el Imam Jomeini, en un momento en que la República Islámica atravesaba sus primeras fases de consolidación, simbolizó la ruptura total con el régimen sionista.
En lugar de la bandera israelí ondeando en su embajada en Teherán, el liderazgo revolucionario de Irán entregó las instalaciones a Arafat y a la OLP, donde se izó la bandera palestina.
Lejos de ser un mero gesto simbólico —que también incluyó la ruptura total con el régimen de apartheid sudafricano— Irán eligió el camino de la liberación de Al-Quds, al que sigue firmemente comprometido.
La vergonzosa inacción del mundo árabe
Para vergüenza del mundo árabe, cuyos líderes no electos permanecen impasibles mientras los palestinos en Gaza y Cisjordania ocupada enfrentan una política calculada y deliberada de aniquilación por parte de EE.UU. e Israel, Irán no ha cedido en su compromiso.
Los movimientos de Resistencia palestina, desde HAMAS hasta la Yihad Islámica, así como el Eje de la Resistencia, que se extiende por Irak, Líbano y Yemen, están profundamente en deuda con el único país musulmán que, a un costo enorme, no ha traicionado su causa.
El Día Mundial de Al-Quds no está destinado a ser un evento aislado de discursos y conmemoraciones. Es la manifestación de un movimiento que ha inspirado a generaciones de jóvenes a movilizarse de todas las formas posibles en la lucha contra la colonia ilegal sionista.
Mandla Mandela, nieto del héroe anti-apartheid sudafricano Nelson Mandela, lo expresó claramente cuando habló en un evento de solidaridad en Yemen hace unos días:
“Este año nos movilizamos para el 46.º Día Internacional de Al-Quds. A pesar del genocidio continuo en Gaza y en toda Palestina ocupada, Líbano y Siria, seguimos adelante sin cesar en nuestra lucha por la paz y la justicia. Así como luchamos por nuestra libertad contra la dominación blanca, también debemos luchar contra la dominación de una minoría de países elitistas y racistas”.
El presidente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, pueden haberse unido para llevar a cabo la limpieza étnica de los palestinos con armas y fondos provenientes de EE.UU., Reino Unido, Francia y Alemania, pero, como Mandela aseguró a su audiencia en Saná (capital yemení):
“Este estado de apartheid malvado, inmoral, odioso y criminal que llaman Israel no podrá domesticar ni extinguir el fuego y la esperanza del pueblo palestino”.
* Iqbal Jassat es miembro ejecutivo de Red de Revisión de Medios, Johannesburgo, Sudáfrica.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.