Los resultados de la investigación preliminar demuestran que el incidente se debió a la labor de soldadura que se estaba realizando en el submarino siniestrado, han indicado autoridades de la citada empresa.
“Según la información preliminar, el fuego afectó a un área de 20 metros cuadrados en la zona aislada entre los cascos del submarino, que está ardiendo”, han añadido las fuentes.
Un portavoz del astillero ha confirmado que este incidente no ha dejado ningún herido, pues el reactor nuclear del submarino, clase Oscar II, fue apagado y todas las armas de fuego fueron descargadas antes de que se iniciaran las reparaciones.
Testigos oculares han indicado que se ve un intenso humo aunque ya no se ven llamas.

Se trata de uno de los 11 submarinos nucleares diseñados y construidos por la Armada rusa para atacar aviones supersónicos con misiles P-700 Granit, principales armas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El K-266 Oryol fue empleado por la Armada rusa en diciembre de 1992 y trasladado al astillero en noviembre de 2013 para realizarle una serie de reparaciones que durarían hasta 2016.
Ante una eventual amenaza en su contra por parte del programa estadounidense Rápido Ataque Global (PGS, por sus siglas en inglés), Rusia anunció el pasado domingo que tiene previsto aumentar su potencial militar.
En el mismo contexto y en medio de las tensiones provocadas por la crisis en el este de Ucrania, que crisparon las relaciones entre Moscú y el Occidente, el presidente ruso, Vladímir Putin, dejó en claro el pasado jueves que Rusia responderá de forma adecuada a cualquier amenaza exterior
Putin aprobó, el 26 de diciembre de 2014, una doctrina militar en la que ha considerado a la OTAN y EE.UU. como “amenazas fundamentales” para la seguridad de Rusia.
La doctrina reflejaba la preocupación del Kremlin por el despliegue de tropas de la OTAN, liderado por EE.UU., cerca de las fronteras rusas, además de los intentos por instalar un sistema antimisiles en Europa del Este.
El pasado 25 de marzo, el portavoz de la Cancillería rusa, Alexandr Lukashevich, urgió a la Alianza Atlántica a reconsiderar su política nuclear en la región y a abandonar sus planes de levantar un escudo antimisiles en Europa para evitar preocupaciones sobre sus consecuencias.
Moscú califica la expansión de la OTAN cerca de Rusia de “un proyecto político y militar completamente negativo” y advierte de que el bloque militar debe olvidarse de esa tendencia, ya que puede provocar una carrera armamentística y el aumento de las tensiones ya existentes.
Las relaciones entre Rusia y EE.UU. empeoraron a raíz de la crisis ucraniana, bajo el mismo pretexto Washington y la Unión Europea (UE) han impuesto varias rondas de sanciones económicas a Rusia, tanto contra individuos y organizaciones, como contra los sectores bancarios, energéticos y de defensa, ya que acusan a Moscú de intervenir en los asuntos de Ucrania.
Las autoridades rusas rechazan enérgicamente tales imputaciones y acusan al Occidente, encabezado por EE.UU., de ejecutar complots urdidos con antelación en la región para preservar sus intereses.
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