El presidente estadounidense, Donald Trump, canceló el viernes la rueda de prensa conjunta con su homólogo ucraniano, Vlódimir Zelesnki, en Washington, tras una brusca pelea sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, en la que humilló y abroncó al líder ucraniano en público, delante de todas las cámaras y con un tono inédito.
Las dos partes se abstuvieron a firmar un acuerdo sobre los minerales, lo cual garantizaría la continuación de la asistencia norteamericana a Ucrania —tanto en armas, como en ayuda financiera—, a cambio del acceso a estos recursos.
Este trato humillante demostró que incluso el presidente de un país aliado de Estados Unidos será aislado si no sigue completamente las políticas de Washington.
Desde el inicio de la guerra, el 22 de febrero de 2022, cuando Zelenski rogaba por obtener más apoyo estadounidense, el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha advertido una y otra vez que Kiev no debe confiar en Estados Unidos.
Conforme al Líder, este conflicto fue provocado por el expansionismo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por beneficiar los intereses de Occidente, por tanto, confiar en Washington y sus aliados occidentales es un error estratégico que conduciría a Kiev hacia la destrucción.
Apoyo de Occidente a sus títeres es un espejismo
El pasado 1 de marzo de 2022, cuando el conflicto había entrado en su sexto día, el ayatolá Jamenei insistió en que fue Estados Unidos el que arrastró a Ucrania a esta guerra, al interferir en sus asuntos internos, crear revoluciones de color y derrocar a un gobierno para poner a otro en el poder.
El Líder persa comparó la situación de Afganistán con la de Ucrania y dijo que todos los gobiernos deben aprender de la lección de estos dos países, que se quedaron solos tras depositar su confianza en EE.UU. “Una de estas lecciones es que el apoyo de las potencias occidentales a sus países títeres es un espejismo y no es real”, dijo.
OTAN, principal fuente de la crisis en Ucrania
El 19 de junio de 2022, el ayatolá Jamenei aprovechó una reunión con el presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, en Teherán, para recalcar que la crisis en Ucrania emana de la expansión de la OTAN, y advirtió sobre intentos de Occidente para “expandir su esfera de influencia en varias regiones, incluidas en el este y oeste de Asia, y socavar la independencia y la soberanía de las naciones”.
EEUU; ganador, y Europa; perdedor de la guerra en Ucrania
En otro discurso pronunciado el 4 de abril de 2023, el Líder dijo que EE.UU. es el único que se beneficia del conflicto en curso en Ucrania. “Estados Unidos inició la guerra de Ucrania, pero esta guerra causó una distancia entre este país y sus aliados europeos, que en realidad son los que se están llevando la peor parte de la guerra, mientras que EE.UU. cosecha los beneficios”, zanjó.
Occidente crea conflictos para beneficiar sus intereses
Asimismo, el ayatolá Jamenei alertó en una reunión efectuada el 16 de abril de 2023 con comandantes y altos mandos de las Fuerzas Armadas de Irán sobre planes belicistas de las fuerzas internacionales malvadas en diferentes partes del mundo, destacando que los poderes arrogantes inician un conflicto por detrás de las escenas, donde creen que algo servirá a sus intereses. Enfatizó que la guerra en Ucrania también forma parte de dicho plan malvado.
La guerra de Ucrania llena los bolsillos de las empresas de EEUU
En otra alocución pronunciada el 12 de julio de 2023, el Líder de la Revolución Islámica dijo que a EE.UU. no le importa cuántas personas morirán en la guerra de Ucrania, solo le importa vender armas.
“Están esos dispuestos a empujar hacia delante a un pueblo como el pobre pueblo desamparado de Ucrania para llenar los bolsillos de las empresas de armamento de Estados Unidos. El asunto de Ucrania es en esencia eso: que luchen ellos y que los maten a ellos para que se vendan armas”, denunció.
Todas estas evidencias muestran que el análisis del Líder de la Revolución sobre la crisis de Ucrania, desde el principio, se basó en una comprensión profunda de las ecuaciones de poder global. Los países occidentales, en lugar de brindar ayuda real a las naciones, las utilizan como herramientas para avanzar en sus propios intereses y, en el momento crítico, las abandonan.
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