Esta ha sido una afirmación del ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Seyed Abás Araqchi, declarada este lunes en el marco de las marchas del 46º aniversario de la Revolución Islámica de Irán.
“La revolución del pueblo iraní fue para que ningún extranjero nos imponga órdenes y para que ningún extranjero tenga la audacia de mandar a la gente, a las autoridades y a los líderes de Irán. Esta independencia fue lo que el pueblo quería, y este es el gran logro de la República Islámica”, ha enfatizado.
También ha dicho que “después de la Revolución Islámica, nuestro primer y más importante principio de política exterior ha sido ‘ni Este ni Oeste’, para que ningún embajador extranjero se atreva a comportarse de manera inapropiada y mandar a nuestras autoridades”.
En esta tesitura, ha explicado que el principio de ‘ni Este ni Oeste’ no significa que Irán no quiera tener relaciones e interacciones con otros países. “Este principio es la no dependencia de grandes potencias y países, y es un principio fundamental de nuestra política exterior. Solo dependemos de nosotros mismos y de nuestro pueblo, quienes en ninguna circunstancia abandonan a este país y a este sistema”, ha recalcado.
En otra parte de sus afirmaciones, ha asegurado que “los funcionarios del país, con el apoyo del pueblo, bajo el liderazgo sagaz y prudente del Líder, se han enfrentado y continuarán enfrentándose a la arrogancia. No permitiremos que nadie intente imponer su voluntad al pueblo iraní a través de amenazas y sanciones”.
El 11 de febrero de 1979 el Imam Jomeini, tras casi 15 años de exilio en Turquía, Irak y Francia, regresó a Irán donde motivó con sus discursos al pueblo para dar el último golpe al régimen Pahlavi.
Ese día, la escena internacional conoció un modelo de sistema político diferente a los que existían hasta ese momento, es decir, un sistema independiente de los dos principales bloques del Este y Oeste.
Cada año, durante diez días (del 1 al 11 de febrero), los iraníes celebran la “Década del Alba” o “Daheye Fajr”, periodo en que el pueblo intensificó su lucha revolucionaria para poner fin al régimen monárquico del shah Mohamadreza Pahlavi.
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