Publicada: sábado, 24 de septiembre de 2022 23:09
Actualizada: domingo, 25 de septiembre de 2022 1:50

En un artículo el investigador Xavier Villar aborda la muerte de la joven iraní Mahsa Amini y el porqué de la obstinación occidental en no aceptar la verdad.

La muerte de la mujer iraní Mahsa Amini, de 22 años, fue una tragedia para el país. Las autoridades iraníes, desde el primer día, han desestimado los informes de malos tratos, afirmando que no hubo contacto físico entre los agentes de policía y la mujer, quien falleció como consecuencia de un infarto.

Para respaldar el reclamo, las autoridades publicaron imágenes de cámaras de seguridad CCTV que muestra a Amini dentro de una comisaría y se observa claramente a la joven desmayándose en el piso y luego siendo trasladada a un hospital.

El director general de Medicina Forense de Teherán sostuvo que “no había signos de fractura de cráneo, sangrado o ruptura de los órganos internos de Amini”, algo que rechaza los alegatos de los que narran que Amini fue “golpeada” por oficiales dentro de una camioneta de la policía.

A pesar de todas las pruebas que apuntan a la muerte natural de Amini, las autoridades de Irán han iniciado una serie de investigaciones para determinar la causa de su muerte, que ocurrió en circunstancias misteriosas.

 

El presidente del país, Ebrahim Raisi, fue el primero en dar instrucciones al Ministerio del Interior para investigar el incidente. También habló con la familia de Amini y expresó sus condolencias.  El presidente de Poder Judicial de Irán, Qolam-Husein Mohseni Eyei, pidió a los órganos judiciales que “investiguen a fondo” el caso. A su vez, el presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf, anunció que el cuerpo legislativo llevará a cabo su investigación independiente.

Está ampliamente claro que las autoridades no hicieron ningún intento de ocultar y encubrir el incidente. También está claro que entienden la gravedad del asunto y el derecho de las personas a saber la verdad.

Sin embargo, el Occidente se hace eco de la muerte de Amini, ya que es un incidente que sucede en la República Islámica de Irán, un país que en solitario ha desafiado la hegemonía de las potencias occidentales.

Ante tal panorama, las potencias occidentales tratan de presentar la República Islámica como una especie de infierno en la tierra, un lugar donde las personas, especialmente las mujeres, se ven privadas de su albedrío y libertades.

Los medios occidentales, al unísono, tienen poca consideración por la “narrativa oficial”, porque proviene de aquellos a quienes detestan.

La única posibilidad, incluso antes de conocer los resultados de la investigación, es señalar con el dedo a la República Islámica y creer lo que transmiten los medios occidentales y sus satélites locales.

Para Occidente y sus patrocinadores, la verdad y la justicia no se pueden expresar en un lenguaje islámico como el caso de Irán, que cuenta con un sistema político islámico que ya no sigue los pasos de la ideología occidental.

Esto mientras la verdad, la justicia y el pensamiento crítico son características esenciales de una política islámica. La justicia (Adl, en el libro sagrado de los musulmanes, el Corán) es tan vital en la gramática islámica que cualquier política que aspire a ser vista como islámica tiene que ser justa (un proceso interminable), sentencia Villar en su artículo publicado en el portal de la cadena iraní en lengua inglesa PressTV.

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