El jefe de la Diplomacia iraní, Mohamad Yavad Zarif, durante su intervención este martes en un acto oficial en Teherán, la capital, ha dicho que lo que siempre preocupa al régimen de Tel Aviv es el gran “poder blando” de Irán, es decir, su “cultura de resistencia, sacrificio y martirio, que se ha convertido en nuestro instrumento del poderío nacional”.
“¿Si la inquietud que sentía el régimen sionista (israelí) se debía a (la fabricación de) una bomba atómica, por qué aún sigue estando preocupado?”, ha dicho el canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif.
De acuerdo por Zarif, toda la fanfarria occidental contra el programa nuclear iraní y las posteriores presiones políticas y económicas a esa nación por su programa de energía nuclear, eran meras excusas que tenían como objetivo destruir el poder blando del país persa.
“¿Si la inquietud que sentía el régimen sionista (israelí) se debía a (la construcción de) una bomba atómica, por qué aún sigue estando preocupado?”, se ha preguntado el diplomático iraní, haciendo referencia al reciente consenso nuclear alcanzado entre Teherán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Rusia, China y Francia más Alemania), el cual busca eliminar las sanciones antiraníes, a cambio de algunas restricciones al programa de energía nuclear de Irán.
Se ha mostrado también satisfecho de que la conclusión de los diálogos nucleares frustró todo intento del régimen de Israel encaminado a mostrar a Irán como un enemigo y una amenaza para la comunidad internacional.
“Hoy día nadie en el mundo considera Irán como una amenaza, sino que tiene esa percepción sobre el régimen sionista”, ha asegurado, haciendo énfasis en que Irán siempre ha contribuido a la paz y la seguridad.
Durante muchos años el régimen de Israel y algunos de sus aliados como EE.UU. acusaban a Irán de perseguir fines bélicos en su programa nuclear, una señalamiento rechazado enérgicamente por Teherán, argumentando que como miembro de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), y signatario del Tratado de No Proliferación (TNP) tiene el derecho alienable de acceder a la tecnología nuclear con fines civiles.
Sin embargo, el régimen israelí, que presuntamente cuenta con un arsenal atómico de más de 200 ojivas nucleares y se considera el único poseedor de las armas nucleares en el Oriente Medio, se niega a adherirse al TNP y tampoco permite inspecciones a sus instalaciones nucleares.
De acuerdo con el semanario militar estadounidense Jane's Defence Weekly, el régimen israelí fabrica todo el material necesario para producir cada año entre 10 y 15 bombas atómicas como las que utilizó Estados Unidos en la ciudad japonesa de Nagasaki (1945).
El diario estadounidense The Washington Post reveló el pasado mes de marzo cómo el régimen israelí desarrolló en la década de 1960 armas nucleares en la central nuclear de Dimona, en el desierto del Néguev (sur de los territorios ocupados palestinos).
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