El vicecanciller iraní para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Mohsen Baharvand, dijo el sábado que Washington pidió a la República Islámica que no responda al ataque llevado a cabo el 3 de enero a través de un mensaje enviado al embajador de Suiza en Teherán, capital persa, que representa los intereses de Estados Unidos en Irán. “La solicitud, sin embargo, fue rechazada desde Teherán”, detalló.
El atentado cobró la vida al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, junto al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) de Irak, Abu Mahdi al-Muhandis, y otros militares.
El ataque con drones, ocurrido cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad, capital iraquí, había sido ordenado directamente por el presidente estadounidense, Donald Trump, para disuadir supuestamente “futuros planes de agresión de Irán”.
Baharvand sostuvo que los directores de alto rango del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, incluido el canciller, Mohamad Yavad Zarif, se reunieron inmediatamente después del atentado para discutir la respuesta de Teherán.
El diplomático explicó que la Cancillería de Irán convocó horas después del ataque al embajador suizo para expresar su fuerte indignación por el asesinato del general Soleimani.
La referida Cartera persa, agregó, le comunicó además al diplomático suizo que Irán se reservaba el derecho de responder ese ataque brutal que “violó la soberanía y la seguridad nacional de Irán”, además de que era un “ejemplo flagrante de terrorismo de Estado estadounidense”.
Irán, cumpliendo su juramento de vengar el asesinato de su general, lanzó el 8 de enero fuertes ataques con misiles contra la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar y ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y contra otra base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí, también en poder de los norteamericanos.
Los responsables persas advierten de que el ataque a Ain Al-Asad no supone la venganza real por el asesinato de Soleimani sino continuarán las represalias contra Estados Unidos.
El asesinato del general Soleimani, para la relatora especial de las Naciones Unidas sobre Asesinatos Selectivos y Ejecuciones Extrajudiciales, Agnes Callamard, fue un acto arbitrario e “ilegal”.
En un informe presentado el 7 de julio, la experta concluyó que “a falta de una amenaza inminente que pusiera en peligro vidas, la manera de actuar de Estados Unidos fue ilegal” y violó la Carta de las Naciones Unidas.
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