Este lunes, el premier israelí, Benjamín Netanyahu, en una reunión con los legislares de su partido de ultraderecha Likud, aseguró que no va dejar escapar la histórica oportunidad de anexarse parte de Cisjordania.
Sus palabras se efectúan justamente un día después del inicio de su juicio por cargos relacionados a soborno, fraude y abuso de confianza. En reacción, la organización israelí pro derechos humanos en los territorios ocupados B’Tselem ha condenado la llamada supremacía judía que aboga Netanyahu, diciendo que no ha tenido nada más que amenazas y crímenes contra palestinos, en especial con las demoliciones de sus hogares.
Hanan Ashrawi, miembro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ha instado por el fin de los crímenes israelíes y lo que ha tachado como la “tortura Jerusalén”. El líder del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismail Haniya, también dijo en un comunicado que la victoria es para los palestinos.
El día anterior, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también había vuelto a rechazar la ocupación y el expansionismo israelí.
La anexión de Cisjordania, el sueño que siempre ha querido cristalizar Israel ha sido facilitado tras la presentación del plan de paz del presidente estadounidense, Donald Trump, conocido como el “acuerdo del siglo” que otorga en práctica todos los territorios a los israelíes.
Los palestinos rechazan este plan, tachándolo de un país parecido como un queso suizo que nadie quiere gobernar. De este modo también han cortados sus cooperaciones con Israel y EE.UU.
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