Publicada: viernes, 17 de enero de 2025 0:56

El régimen de Israel se muestra reticente a aceptar la tregua acordada con HAMAS y confirmada por los tres mediadores, Catar, EE.UU. y Egipto.

Por Juan Carlos Rozo

La excusa del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es el supuesto incumplimiento, por parte de HAMAS, a disposiciones del alto el fuego; la acusación de inmediato fue desmentida por el movimiento palestino, que ahora duda si el premier está intentando evadir su compromiso con el acuerdo.

La estrategia de Netanyahu, de retrasar la votación del gabinete, le permitiría, posiblemente, seguir las negociaciones con sus ministros, para el pleno convencimiento de los 11 titulares, no precisamente para la implementación de la tregua (en teoría desde el próximo domingo), sino para la permanencia de su coalición gobernante, pues la amenaza de renuncia de Itamar Ben-Gvir a la cartera de seguridad interna y el permanente rechazo de Bezalel Smotrich, en finanzas, pondría a tambalear la administración.

Para lo que no ha perdido tiempo, Israel es para el recrudecimiento de ataques contra infraestructuras civiles en la Franja de Gaza, incluso con mayor intensidad que en los últimos días, en no menos de 24 horas, cerca de un centenar de personas han sido asesinadas, como de costumbre, civiles.

El miércoles Israel acabó, de un solo golpe, con la alegría que supuso para los palestinos el preacuerdo. Casi 16 meses esperaron para tener un mínimo respiro que les sacara una sonrisa a una etapa llena de sufrimiento, llena de dolor, engaños y complicidad occidental.

No hay ahora gazatí al que no le hayan asesinado algún familiar; amanecer vivo (mientras no comience la tregua) es un milagro y conseguir comida, un lujo al que no todos tienen acceso. Para octubre, la ONU advertía que 133 000 personas, o 6% de la población del enclave, ya estaba en la Fase 5 o en "inseguridad alimentaria catastrófica", es decir, ya estaban aguantando hambre. Hace más de 6 meses que no se publican las cifras de pérdidas por inanición, la última se quedó en 44. La hambruna es un crimen de lesa humanidad.

Nadie, (tal vez en medio de la inocencia), creyó que el recrudecimiento del genocidio llegara a niveles tan alarmantes, desastrosos, humillantes, y deshumanizados. Casi 16 meses después, los papeles de condenas internacionales crecen, crecen como crecen las cifras de asesinados, que para INjusticia internacional se han convertido en meras cifras que la mediática tradicional internacional intenta hacerle el juego al suavizar con "muertos, víctimas mortales, o personas que han perdido la vida", cuando la mera realidad es que han sido masacradas, y no únicamente por Israel, sino por todos y cada uno de los gobiernos cómplices del sionismo alrededor del mundo, que en la conciencia tienen ahora más de 46 707 asesinados, de ellos, cerca de 18 000 eran niños, según cifras conocidas.

Los civiles han sido el principal objetivo, y no ha sido por error; Israel los busca borrar físicamente del mapa, y también históricamente. 1600 familias han sido eliminadas por la ocupación de los registros civiles. Hasta el momento no se sabe del paradero de, al menos, 11 000 personas que ya se dan por sumadas a los más de 46 707 anteriores.

La ayuda llega a cuentagotas y los médicos que intentan salvar vidas, cuando no son masacrados o secuestrados, deben escoger entre quién tiene prioridad, por la gravedad de las heridas, o por la edad. De los 36 hospitales en todo el enclave, solamente cinco prestan servicios, y a medias. En el norte no hay servicios médicos, y los tres nosocomios de la zona fueron atacados, funcionaban para cerca de 40 mil personas, la asistencia humanitaria está más que prohibida por Israel, que controla todas las fronteras gazatíes. Todos ahora están a merced de “Allah”, como ellos dicen, pues a Dios están dispuestos a entregar su vida, incluso, muchos dudan si seguir con vida es peor que ser bombardeados en cualquier momento.

"Un derecho en la Franja de Gaza es un sueño", decía Anas al ser consultado sobre su principal sueño, que ha pasado de querer convertirse en médico, a solo estar vivo y cerca de su familia. Al caer la noche es cuando más peligrosa se vuelve la situación, los aviones de guerra no escatiman en bombardear una Franja que necesitará décadas y millones y millones de dólares para ser próspera, como llegó a ser en algún momento; de momento, produce meramente muertes; pasó de convertirse en la prisión al aire libre más grande del mundo, a uno de los cementerios al aire libre más grande del orbe.

Llegó el invierno, en los refugios, supuestamente seguros, dos millones de personas duermen prácticamente a la intemperie. Esas zonas que el mismo Israel denominó "seguras" no se han salvado de los ataques. Tel Aviv se acostumbró a bombardear cuando nomás la luz de la luna deja un minúsculo reflejo en el entristecido y, a la vez, indignado rostro de cada gazatí. ¡Qué trágico es depender de la suerte para seguir con vida, mientras el régimen y sus aliados se regocijan en la medida en que los muertos se apilan en las calles o mueren en hospitales bombardeados y sin los servicios mínimos!

¡Qué tristeza ver a padres con el cuerpo sin vida de sus hijos en brazos, o partes de esos cuerpos, mientras su razón para vivir desaparece con ellos! Su mirada sin foco alguno expresa todo el dolor, se han hecho una coraza, pero sus ojos delata el dolor que tendrá alivio, tal vez, con el reencuentro más allá del "martirio", esa una de las convicciones del islam, quien muere defendiendo su tierra, o trabajando para su gente se convierte en mártir, incluso, es el escalafón más alto al que pueden llegar los más fieles, y en Gaza y toda Palestina varias generaciones llevan casi ocho décadas defendiendo sus tierras.

Lo paradójico es que, a escasos kilómetros, esa misma luna también se posa sobre la humillante y deshumanizada vida de Netanyahu que, en medio de la conciencia más indigna y su desquiciado accionar criminal, implora a sus divinidades, a sus aliados, preservar el más descarado apoyo, que hasta el momento lo ha mantenido, a pesar del repudio universal, a la cabeza del sionismo en Israel. Es indudable que los palestinos necesitan el inicio de la tregua, pero el acuerdo también era necesitado por "Bibi", no por el bien de los civiles israelíes detenidos en Gaza, sino por escapar de un futuro político, judicial, y desde luego, personal, por el que deberá pagar en algún momento; eso sí, los palestinos han aprendido durante más de 76 años, que por mucho y quien esté a la cabeza de la administración Israelí y aunque la soga la tenga al cuello, los ataques no cesarán, por lo que muy posible y lamentablemente esta tregua es una mera parada técnica.

Permitida su reproducción citando al autor.