Publicada: domingo, 5 de enero de 2025 21:26

Durante años, el régimen israelí codició los abundantes recursos hídricos de Siria, particularmente en las regiones del sur del país, para mitigar sus propias carencias crónicas de agua.

Por: Ivan Kesic

Tras la dramática caída del gobierno de Bashar al-Asad en Damasco el mes pasado, Tel Aviv desató un agresivo y sin precedentes ataque militar contra Siria con múltiples objetivos estratégicos.

Las fuerzas israelíes se expandieron rápidamente más allá de los a ltos del Golán ocupados, apoderándose de la zona de amortiguamiento y del Monte Hermón, un pico clave que se extiende a lo largo de las fronteras de Siria, Líbano y Palestina.

Sin embargo, esta incursión fue solo el comienzo. El jueves, los medios sirios informaron que las fuerzas de ocupación israelíes capturaron la represa Al-Mantara, la cual es vital para Quneitra y sus áreas circundantes.

Esto ocurrió mientras bombardeaban la sede de la 90.ª Brigada del Ejército sirio en Sasa, cerca de Damasco, como una tapadera para su último robo.

Ubicada a solo unos cientos de metros al este de Quneitra, a unos 50 kilómetros al suroeste de la capital siria, la represa Al-Mantara se encuentra dentro de la zona de amortiguamiento establecida en los altos del Golán en 1979.

Este vital reservorio de agua ha sostenido durante mucho tiempo no solo la provincia de Quneitra, donde se encuentran los altos del Golán ocupados, sino también la árida región sur más amplia de Siria.

Con la ocupación de la represa Al-Mantara, la más significativa del sur de Siria, los expertos aseguran que casi el 40 por ciento de los recursos hídricos de Siria están ahora bajo el control ilegal del régimen israelí.

Antes de Al-Mantara, ocuparon otros cinco sitios clave que abastecen de agua a Siria provenientes de los países vecinos.

La ciudad de Quneitra y sus alrededores cayeron en manos de las fuerzas israelíes en diciembre, días después de la caída del gobierno de Al-Asad y de que los militantes respaldados por Occidente, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), tomaran el control.

En rápida sucesión, el régimen de Tel Aviv ocupó 266 kilómetros cuadrados del territorio de la zona de amortiguamiento, violando de manera flagrante el Acuerdo de Desconexión de 1974. Las fuerzas de ocupación israelíes avanzaron luego hacia el este, confiscando ilegalmente más territorio sirio.

Israel ha ocupado más tierras en el sur de Siria y se ha apoderado de recursos hídricos clave

 

La zona de ocupación ahora se extiende desde las laderas orientales del Monte Hermón, en la frontera con Líbano, hasta el valle del río Yarmuk, cerca de Jordania, en el sur.

Después de avanzar en la región, las tropas israelíes establecieron puestos de control militares, erigieron barreras de tierra e impusieron estrictos controles de entrada y salida, alterando la vida diaria de los residentes locales.

Enfadados por estas interrupciones, los sirios en los asentamientos ocupados organizaron protestas generalizadas. Las fuerzas israelíes respondieron con fuego real, avivando aún más las tensiones y el descontento.

El llamado relato de la “zona segura” evocó sombríos recuerdos de ocupaciones previas en Líbano, los altos del Golán y Palestina, territorios que el régimen sionista dominó durante décadas y que aún busca anexionar y controlar.

Represas y ríos ocupados

Un vistazo más cercano a las fronteras de la zona de ocupación israelí en Siria revela que el enfoque estaba en capturar todos los reservorios y ríos vitales de los altos del Golán ocupados.

Además de la represa Al-Mantara, de 3,5 km de largo, ubicada dentro de la zona de amortiguamiento de la ONU, también fueron ocupadas otras nueve represas fuera de la zona, todas en las provincias de Quneitra y Daraa, en Siria.

El ejército de ocupación israelí también se apoderó de la más pequeña represa Rwihina, situada a 2,5 km río abajo sobre el mismo río Ruqqad, que en otro tiempo marcaba la frontera natural de los altos del Golán al este.

Sobre el mismo río, diez kilómetros más río abajo, se encuentra la represa Kudna, de 3 kilómetros de largo, ocupada junto con la más pequeña represa Bariqa cercana.

Otras dos represas relativamente más grandes en el río Ruqqad ocupadas por Israel son la represa Ghadir al-Bustan cerca de los asentamientos de Zaghbi y Nasiriya, y la represa Jisr Ruqqad cerca de Saida y Ain Zakar.

Reservorio de Al-Mantara en las laderas de los altos del Golán, ocupado por el régimen israelí

 

El río Ruqqad, como uno de los tributarios más importantes, fluye hacia el río Yarmuk, que constituye la frontera natural entre Siria y Jordania, y este último sigue hacia el igualmente estratégico y vital río Jordán.

Tres represas más ocupadas, ubicadas al este en tributarios del río Ruqqad, son la represa Shabraq, la represa Sahim al-Golan y la represa Abidin.

El décimo reservorio ocupado está en la represa Al-Wehda (Maqarin), una represa de concreto de gravedad de 110 metros de altura en el río Yarmuk, en la frontera entre Siria y Jordania.

Los planes conjuntos jordano-sirios para esta represa existían desde principios de la década de 1950, pero solo se inauguró en 2011, el año en que Siria vivió la eclosión del militante respaldado por potencias extranjeras.

El principal opositor a la construcción de la represa fue el régimen israelí, que alegaba que el reservorio amenazaría el suministro del río Jordán, del cual depende para el agua potable y por el que ha ido repetidamente a la guerra con sus vecinos.

Además de estas represas, en el norte de la zona ocupada, junto al Monte Hermón, el ejército israelí ocupó el valle del río Awaj, que junto con el río Barada representa la clave del afluente de la cuenca de la provincia de Damasco.

Una tierra sin agua

La ocupación israelí de los reservorios y ríos antes mencionados representa un golpe significativo para las autoridades de HTS, considerando que es el último de una serie de restricciones extranjeras al acceso al agua.

La pérdida de nueve represas de escollera relativamente bajas con reservorios poco profundos y una represa alta no parece mucho en comparación con las más de 150 represas en todo el país y los más de 15 kilómetros cúbicos de agua que trae anualmente el poderoso Éufrates.

Sin embargo, los problemas con el Éufrates son múltiples, ya que está controlado por la autonomía kurda, respaldada por Estados Unidos, Turquía a menudo impide deliberadamente el flujo normal con sus represas, y casi el 60 por ciento de las aguas del río están destinadas a Irak a través de acuerdos.

Diez represas sirias ocupadas en la zona sur de ocupación israelí

 

El proyecto multimillonario de transferencia de agua desde el Éufrates a Damasco comenzó con planes en este siglo y nunca se concretó completamente.

El nivel de agua del Éufrates, en el que dependen el 90 por ciento del suministro de agua del país y el 70 por ciento de su electricidad, estuvo en un nivel récord bajo en 2021, lo que provocó problemas catastróficos en todo el país, incluyendo cortes de electricidad de varias horas en la capital.

En los últimos años, 7 millones de personas de Damasco y el sur de Siria han dependido principalmente de ríos locales más pequeños, específicamente el Awaj, el Barada, el Ruqqad y el Yarmuk, así como de aguas subterráneas.

Entre ellos, los tres primeros ríos tienen una descarga anual de no más de 100 millones de metros cúbicos por año, el Yarmuk (compartido con Jordania) alrededor de medio billón, mientras que la demanda local supera el billón.

Con la pérdida del valle inferior del Yarmuk, el valle superior del Awaj, así como la mayor parte del río Ruqqad, el 90 por ciento del suministro del área capitalina quedará ahora a merced del régimen israelí ocupante.

Política sionista del agua

Para Tel Aviv, la ocupación de los recursos hídricos sirios no solo es una útil herramienta política para chantajear a las autoridades de HTS en Damasco, sino también un valioso recurso natural que ellos no tienen.

Los recursos hídricos han sido un foco del régimen sionista desde antes de la creación de su entidad en Palestina ocupada y durante las sucesivas guerras contra los vecinos árabes.

Chaim Weizmann, uno de los padres fundadores sionistas y primer presidente de la entidad, en la Conferencia de Paz de París en 1919 exigió que los límites de cualquier estado futuro incluyeran las cabeceras del Jordán (Monte Hermón) y las desembocaduras del río Litani (Líbano).

Represa Al-Wehda (Maqarin) en el río Yarmuk, entre Siria y Jordania, ocupada por el régimen israelí

 

Según Weizmann, el control de los ríos Litani, Jordán y Yarmuk, expresado en una carta al primer ministro británico, era clave para la seguridad del futuro estado sionista.

David Ben-Gurion, otro importante fundador sionista y primer ministro de la entidad, en 1948 reiteró que sus límites incluían las riberas meridionales del río Litani, pero la Sociedad de Naciones rechazó estas reclamaciones sobre territorio libanés.

El consenso posterior a la guerra es que el lago de Tiberíades, el río Jordán y el río Litani han sido objetivos israelíes en numerosas guerras desde 1948 hasta el presente, incluyendo los intentos del año pasado de avanzar hacia las riberas del último río libanés.

Hoy en día, la entidad sionista recibe alrededor del 80 por ciento de su suministro de agua a través de cinco plantas de desalinización clave, ubicadas junto a plantas de energía costeras.

Sin embargo, estas instalaciones son grandes en superficie y frágiles en un posible conflicto, especialmente con ataques con misiles balísticos, lo que podría dejar a millones de colonos sin acceso al agua.

Por lo tanto, el régimen israelí sigue recurriendo a planes antiguos para ocupar territorios extranjeros ricos en agua, como se está presenciando actualmente en Siria.

Seyed Abulmalik Badreddin al-Houthi, líder del movimiento de Resistencia yemení Ansarolá, en su discurso del sábado también señaló que la agresión israelí en Siria tiene como objetivo apoderarse de los recursos hídricos.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.