Fuentes oficiales iraníes informaron que bases militares en el oeste y suroeste de Teherán fueron objetivo de un ataque israelí. Además, se oyeron sonidos relacionados con el disparo de la defensa aérea.
Una fuente bien informada reveló que las defensas aéreas iraníes interceptaron con éxito la mayoría de los cuadricópteros utilizados por Israel, aunque se registraron daños limitados en ciertas áreas. Las mismas fuentes confirmaron que el régimen sionista llevó a cabo ataques aéreos en sitios militares de las provincias iraníes de Teherán, Juzestán e Ilam durante la madrugada del 26 de octubre. Hasta el momento, dos soldados, el teniente coronel Jahandideh y el sargento Shahrokhifar, han sido identificados como las únicas víctimas del ataque.
Por su parte, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, confirmó que Israel había atacado objetivos militares en Irán. “En respuesta a meses de ataques constantes desde el régimen iraní contra Israel, el ejército israelí está realizando ahora ataques precisos contra objetivos militares en Irán”, afirmó Hagari.
Sin embargo, el problema con esta narrativa israelí radica en su intento de silenciar la realidad y presentarse como víctima, describiendo su acción como "una respuesta a meses de ataques constantes". Esta afirmación carece de fundamento cuando se analiza la situación desde una perspectiva política. Es fundamental recordar que Israel fue responsable del inicio de las hostilidades al bombardear el consulado iraní en Damasco, además de su campaña genocida en Palestina y Líbano.
Lo cierto es que, independientemente de la narrativa que utilice Israel para justificar sus acciones, ni los medios de comunicación ni los políticos israelíes consideran el ataque del sábado un éxito, ni desde el punto de vista militar ni desde el político. Channel 13, un medio israelí, calificó la operación de “decepcionante”. Yoni Ben Menachem, analista israelí, reconoció en sus redes sociales que los iraníes se estaban burlando de la acción israelí, especialmente después de que el gobierno y los responsables militares prometieron una “respuesta contundente” tras el lanzamiento de la Operación Promesa Verdadera II por parte de Irán.
Según Al Mayadeen, los medios israelíes admitieron que el ataque fue, en efecto, una mera actuación y que no cumplió con ningún objetivo estratégico significativo.
Avigdor Liberman, líder del partido "Israel Nuestro Hogar" y exministro de Defensa, criticó los ataques “limitados” de Israel contra Irán, advirtiendo que “los iraníes no se detendrán aquí”. Liberman destacó que el gobierno israelí, en lugar de afrontar las consecuencias reales de la situación, parece haberse conformado una vez más “con un espectáculo y relaciones públicas, eligiendo la compra del silencio en lugar de tomar decisiones claras y firmes”.
Desde el punto de vista de la capacidad de disuasión, es evidente que Israel no ha logrado restaurar esta capacidad tras ser atacado con más de 200 misiles iraníes durante la Operación Promesa Verdadera II. Después de semanas de promesas grandilocuentes de venganza, que incluían amenazas a las instalaciones nucleares y petroleras de Irán, el ataque israelí se percibe más como una confesión de debilidad que como una demostración de poder regional.
La impresión que trasmite Israel es de total falta de misericordia hacia los débiles e indefensos, como los niños en Gaza, mientras que muestra un cálculo sobrio y moderación ante aquellos que pueden responder contundentemente, como Irán. Como bien señaló el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Israel “sólo respeta la fuerza”.
La República Islámica de Irán, por su parte, ha reiterado en múltiples ocasiones, tanto de forma oficial como a través de canales diplomáticos, su disposición para responder a cualquier agresión israelí, reservándose el derecho de hacerlo. Varios analistas sugieren que la capacidad defensiva de Irán es tal que puede determinar el nivel de daño que infligirá a su enemigo. Si las autoridades iraníes decidieran llevar a cabo ataques más contundentes contra Israel, su capacidad militar estaría lista para ello.
Analistas como Foad Izadi advierten que la muerte de los dos soldados iraníes podría hacer inevitable una respuesta militar directa de Irán contra el territorio israelí. Aunque uno de los objetivos estratégicos compartidos entre Israel y Estados Unidos es debilitar a Irán por todos los medios posibles, esto no ha ocurrido. La comparación entre la magnitud de las dos operaciones militares—la lanzada por Israel y la Operación Promesa Verdadera II—evidencia esta realidad.
Por ahora, todo indica que Israel ha salido debilitado tras esta operación, pues ha demostrado no sentirse seguro, a pesar del respaldo de Estados Unidos, para una confrontación directa y a gran escala con Irán.
Por Xavier Villar