Ottawa se encuentra en una posición en la que cualquier acción hacia Teherán está condicionada por la presión o la venia de este trío, una realidad que ya no pasa desapercibida para los observadores. Las posturas hostiles de Canadá hacia Irán nunca fueron por una crisis bilateral, desde la victoria de la Revolución Islámica hasta el día de hoy.
Desde los albores de la Revolución Islámica en 1979, Canadá ha seguido las directrices de sus aliados occidentales, evacuando ciudadanos y mostrando posturas hostiles hacia Irán que no correspondían a crisis bilaterales genuinas. Inicialmente, la evacuación del personal canadiense en Irán, en un momento de relaciones diplomáticas aparentemente normales, fue interpretada como una maniobra para destacar la inestabilidad del país.
Las acciones de Canadá fueron aún más provocativas al facilitar la salida de agentes estadounidenses de Teherán utilizando pasaportes canadienses con visas falsificadas, en coordinación con la CIA. A pesar de reanudar sus lazos diplomáticos en 1988, Canadá continuó siendo instrumentalizada por el trío Estados Unidos, el Reino Unido e Israel, quienes la utilizaron como herramienta de presión contra el programa nuclear pacífico de Irán, el Holocausto, el proceso de paz, la libertad de expresión, los derechos humanos, el trato a las mujeres y los seguidores de la fe judía, incluso interfiriendo en el Sistema Judicial iraní y acusándolo de falta de independencia.
Irán, por su parte, ha gestionado con prudencia esta dinámica, aunque ha expresado preocupaciones sobre la influencia de lobbies sionistas en las decisiones canadienses y su impacto negativo en la relación bilateral. La ruptura oficial de relaciones en 2012 y el cierre de la embajada canadiense en Teherán fueron justificados por Ottawa como respuesta a la consideración de Irán como una amenaza global, en particular por su apoyo a Siria en su lucha contra el terrorismo y sus críticas a Israel.
El reciente paso de incluir al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán en la lista de organizaciones terroristas de Canadá refleja una escalada en esta política, con llamados a sus ciudadanos para que abandonen Irán. El ministro de Seguridad Pública, Dominique Leblanc, argumentó que esta medida responde al supuesto desprecio de Irán por los derechos humanos y su presunta intención de desestabilizar el orden internacional.
En definitiva, la relación entre Canadá e Irán sigue siendo moldeada por dinámicas geopolíticas complejas, donde las decisiones de Ottawa están fuertemente influenciadas por sus aliados occidentales, siguiendo un curso que genera repercusiones significativas en la arena internacional.
La decisión de Canadá parece haber sido fuertemente influenciada por la presión del trío de poder conformado por Estados Unidos, Reino Unido e Israel. Esto sucede en un momento crítico para estos, especialmente para Israel, que enfrenta acusaciones de genocidio por parte de la Corte Internacional de Justicia debido a su actuación en la Franja de Gaza contra los palestinos.
También la Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su ministro de asuntos militares, Yoav Gallant, por su papel en el hambre impuesta a los habitantes de Gaza.
Además, Israel enfrenta la condena de la opinión pública mundial, especialmente occidental, como se manifestó en las protestas que coparon las ciudades de Europa y EE.UU. por la guerra genocida de Israel en Gaza que ha dejado más 38 000 palestinos muertos.
Esta situación refleja la grave crisis humanitaria y los conflictos internacionales que enfrentan este nefasto trío en el escenario mundial actual.
A la luz del desgarrador genocidio que está teniendo lugar en Gaza, ¿no se enteró el Gobierno canadiense de las amenazas racistas de los sionistas de matar incluso a niños y mujeres en Gaza? ¿No ven esas atrocidades en la televisión y las redes sociales?
Hoy, también salió a la luz un nuevo vídeo indignante que muestra cómo las fuerzas de ocupación israelíes abusan de un joven palestino herido mientras lo ataban a la parte delantera de un vehículo militar. ¿No conmovieron todas estas tragedias registradas en audio y vídeo los sentimientos del Gobierno canadiense?
La catástrofe es que Occidente, que se aferra a la democracia y después de nueve meses de vergüenza que sufrió por su participación en la matanza de palestinos, lo vemos hoy declarando descaradamente su disposición a apoyar a “Israel” si quiere cometer masacres, esta vez, en El Líbano, tal como informó CNN.
Esto también significa que, por presión de Estados Unidos, Canadá apoyará a “Israel”, si ataca a El Líbano.
Es claro que la política exterior de Canadá hacia Irán está estrechamente alineada con los intereses de Israel, facilitada por el estímulo de Estados Unidos y el Reino Unido. Esta última decisión del Gobierno canadiense en relación con el CGRI parece ser una continuación de su apoyo a Israel, a pesar de las críticas internacionales y los llamamientos a una postura más equilibrada y justa en el conflicto.
Por eso, hay que recordar a Canadá que el terrorista no es otro que el régimen de Israel y todos los que lo apoyan y quienes le dan rienda suelta para matar y destruir, y quienes encubren sus crímenes y demonizan a todos los que se oponen a sus acciones indiscriminadas en la asediada Franja de Gaza.
mkh