Después del fracaso por parte de los “autores desconocidos’’ —y fáciles de adivinar— para involucrar a Irán con el ataque a los primeros 4 cargueros en el puerto de Al-Yubeira, en el mismo mar de Omán, el día 13 de mayo, nos despertamos con la noticia de dos cargueros atacados, pero esta vez, con unos supuestos torpedos. Siguió la noticia dando vueltas en los medios mediocres insinuando y señalando al ‘’régimen iraní’’ —como les gusta llamar a la República Islámica de Irán—, mientras que el tema del ‘’torpedo’’ se esfumó, cómo también, la noticia del rescate a los 44 marineros de varias nacionalidades, que la Guarda Costas de Irán realizó y salvó sus vidas.
Después del primer atentado, hubo un cambio en el discurso por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump, y sus colaboradores, durante su visita a Japón. El primer ministro japonés fue elegido por el presidente de EE.UU. para enviar un mensaje para Irán, paralelamente a esto, Irán negó ser el autor de los atentados. En este lapso de tiempo, los huttiés del Yemen realizan un ataque con drones al oleoducto dentro de Arabia Saudí, con firma y sello frente a la prensa internacional; un mensaje claro para el reino que lleva más de cuatro años masacrando al Yemen y su pueblo frente a los ojos del mundo ‘’civilizado y demócrata’’, con el silencio de las tumbas de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
Ahora bien, si viene siendo cierto que la visita histórica del premier japonés ha tenido su eco al nivel mundial, no le fue bien a Trump. Las declaraciones claras sobre el interés —por lo menos creíble- del Primer Japonés para ‘’tener fin a todos los conflictos en el Oriente Medio’’, recibieron agradecimientos sinceros por parte de la dirigencia del País Persa expresadas por el Líder iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, pero también, declaraciones fuertes y contundentes del presidente iraní como las del canciller Mohamad Yavad Zarif, sumadas a los mensajes del Líder, Irán dejó una posición firme y no ceder frente a las sanciones y amenazas, algo que no agradó a la administración de la Casa Blanca y menos a sus mercenarios y lacayos en la zona.
Ahora, retomando el tema de los ‘’torpedos’’: hay que entender que una operación de esta magnitud, no es una acción sin planificación previa, fuera con torpedos, minas marinas o fueran explosivos que se colocan en la carcasa de los cargueros. La realización de semejante trabajo netamente militar, exige: tiempo, informes de inteligencias sobre los objetivos, el destino de los mismos (que ‘’CASUALMENTE’’ uno de estos barcos era de Japón), información sobre la tripulación de los barcos (11 marineros rusos), como una serie de detalles internos desde los puertos de donde zarparon, teniendo en cuenta que los barcos, zarparon precisamente de unos puertos, no propiamente iraníes.
La zona donde sucedieron los hechos, es considerada una de las zonas más vigilada del mundo debido al escalamiento y la tensión entre EE.UU. e Irán: con monitoreos satelitales de inteligencias militares, monitoreos electrónicos por parte de aviones estadounidense, monitoreo permanente de superficie marítima, interferencias de las comunicaciones y todo tipo de alerta militar entre sonares y radares, quiere decir, que en la zona no puede pasar un delfín sin ser detectado.
El llamado torpedo es un arma letal con una capacidad explosiva de muy alto poder que es capaz de penetrar blindajes gruesos de todo tipo de embarcaciones militares. El uso de torpedos subacuáticos o desde la superficie son fácilmente detectables por los sonares, radares, y monitoreos. El potencial explosivo es destructivo: para un torpedo de las nuevas generaciones, rebanar un buque de transporte de petróleo es como un cuchillo caliente cortando mantequilla, más aún, teniendo en cuenta que los cargueros estaban llenos de material altamente inflamable. Esta mezcla EXPLOSIVA podría hacerlos estallar en mil pedazos, y no habrá tiempo, siquiera para lanzarse al agua por parte de los marineros y menos ser rescatados.
Las imágenes -bien filmadas y de alta calidad- que vimos en los medios, indican solas, que los cargueros no sufrieron el daño que puede causar un torpedo por más que sea de las generaciones de La Segunda Guerra Mundial y no de las nuevas. Ciertos analistas expertos en el tema, en los programas de análisis en el idioma árabe, hablan de explosivos adheridos a los cuerpos de los cargueros con un poder explosivo limitado que no causaron los ‘’lógicos’’ daños que un torpedo podría ocasionar. Los cargueros siguen flotando, ninguno se partió en dos y la tripulación está a salvo.
Hay que entender algo muy crucial en estas circunstancias tan delicadas y altamente peligrosas por las cuales, no solo el Golfo Pérsico atraviesa, sino, la paz mundial: que la República Islámica de Irán, es la que menos está interesada en dedicarse a un trabajo sucio en la zona y a hacer falsas banderas. Los interesados son otros: Arabia Saudí, Emiratos, Israel, el sector de Bolton y Pompeo en la administración Trump, inteligencias británicas y otras inteligencias y poderes. Con sólo revisar la historia reconocida por el mismo Pompeo pueden sacar sus propias conclusiones.
Todo lo anterior indica que estamos frente a una intención flagrante para hacer fracasar la labor y las buenas intenciones del PM japonés y la dirigencia de Irán. Y con los mensajes enviados desde la Décimo Novena Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Biskek, son para tener en cuenta. No son sólo palabras de presidentes que quieren jugar a los dados, más bien, son advertencias graves sobre el peligro eminente de posible estallido de conflictos a gran escala en caso que siga la administración de Trump en su política de agresión económica y política contra los países del mundo. Esta administración debe pensar seriamente con cabeza fría, enfriando también las cabezas de Jared Kushner, Benjamín Netanyahu, los dos príncipes de Arabia Saudita y Emiratos, John Bolton y sus sueños belicistas, Mike Pompeo y sus profundos conocimientos en ‘’Mentir, Engañar y Robar” -de los cuales se siente orgulloso al parecer- por el bien de la humanidad.
El mundo está cambiando por más que los medios y ciertos políticos dirigentes tratan de negarlo. La cuestión hoy es de existir o no existir como seres vivientes. Cualquier chispa como la del mar de Omán, puede hacer estallar toda una zona que parece a un polvorín bien cargado, que, al estallar, llevará a unas consecuencias que lamentaremos todos.
Escrito por Aleksander Nagi, asesor privado en temas de Oriente Medio.