“Turquía es un estado de derecho. No somos una tribu, no somos un estado tribal”, dijo ayer lunes indignado el dignatario turco sobre la reciente decisión estadounidense de imponer restricciones a la emisión de visados para los ciudadanos turcos.
En una rueda de prensa conjunta con su par ucraniano, Petro Poroshenko, en Kiev, capital de Ucrania, Erdogan calificó de “muy muy lamentable” la medida del Gobierno de Washington.
“Es lamentable el hecho de que el embajador (estadounidense) en Ankara tomara tal decisión y la pusiera en marcha”, prosiguió al respecto, elogiando, sin embargo, la contramedida de la Cancillería turca consistente en suspender la emisión de visados para ciudadanos estadounidenses.
Turquía es un estado de derecho. No somos una tribu, no somos un estado tribal”, señala indignado el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Se trata de una reacción “de forma recíproca (…) utilizando como base el mismo texto” que fue difundido por Twitter por la embajada estadounidense en Ankara, detalló el presidente Erdogan.
La tensión diplomática Ankara-Washington arraiga en la detención de un empleado del consulado de EE.UU. en Estambul acusado de espionaje y de tener supuestos lazos con el grupo del opositor turco autoexiliado en EE.UU., Fethulá Gülen, y con la fallida tentativa del golpe de Estado en junio de 2016.
Además, la Fiscalía turca ordenó ayer lunes la detención de dos familiares de un empleado del consulado estadounidense de Estambul sobre el que pesa una orden de detención por presuntos vínculos con el fallido golpe de Estado.
Turquía ha solicitado a Washington una y otra vez que extradite a Gülen, pero EE.UU., se niega tajantemente Y ese sería el origen de las actuales tensiones.
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