La expusieron por primera vez en la edición 31 de la exhibición de alfombras hechas a mano, en Teherán la capital.
Es la exhibición más grande y prestigiosa de alfombras y cuadros tejidos a mano en términos de número y diversidad, donde se puede contemplar los productos de este sector más antiguos, exquisitos y de exportación.
El tejido de esta alfombra duró 12 años en Qom, ocho horas al día y con 8 tejedores. Tiene una dimensión de 8 a 12 metros, en cada metro hay un millón de nudos y contiene casi cien millones de flecos.
“Todavía no le hemos puesto un precio, afirmó Ali Dakhili, productor y exportador de alfombras de seda de Qom.
La historia de la alfombra tejida a mano en Irán se remonta a dos mil 500 años atrás. La alfombra persa se divide en dos secciones, una hecha en las aldeas y por nómadas y otra, las tejidas en las ciudades.
Las alfombras tejidas en las aldeas y por nómadas tienen características especiales, por ejemplo, el hilado se realiza a mano, los colorantes son vegetales y por su especial sistema de tintura, los colores no se dañan frente a la luz y sustancia químicas.
Al evento asistieron 190 productores de más de 10 provincias. Si bien últimamente se ha reducido la exportación de las alfombras persas tejidas a mano debido a las sanciones, el sector sigue teniendo sus propios aficionados en diversos países europeos, americanos y del Golfo Pérsico.
Es maravilloso ver que la composición de los nudos crea un arte así con diversos patrones; incluso en los puntos más lejanos del mundo conocen la alfombra persa por todas sus particularidades.
Además de la sutileza, la diversidad de patrones inspirados en la historia y cultura milenaria persa, los variantes colores típicos iraníes, la calidad de materias usadas y su valor antiguo, han convertido la alfombra persa en una artesanía que gira no sólo en los famosos museos y colecciones del mundo, sino en los hogares de los amantes del arte persa.
Samaneh Kachui, Teherán
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