“El batallón de (Libia) retomó el viernes el control de un campamento de manos de las milicias de Fayr Libia en la localidad de Tayura (en el este del distrito de Trípoli)”.
“El batallón de (Libia) retomó el viernes el control de un campamento de manos de las milicias de Fayr Libia en la localidad de Tayura (en el este del distrito de Trípoli)”, indicó un titular castrense libio, bajo condición de anonimato.
Las fuerzas armadas libias recuperaron también la puerta de Ghut al-Rumman, sita en el este de Trípoli.
Fuentes militares fieles al Gobierno, reconocido internacionalmente, cuya sede está en la ciudad oriental de Tobruk, confirmaron que entre las víctimas mortales figuran 14 soldados y cuatro elementos armados y tres mujeres. Las últimas fueron por error blanco de los ataques con morteros, precisan.
Por otra parte, Mohamad Shami, un portavoz de Fayr Libia, informó de la muerte de 32 soldados libios en “pequeños choques” registrados cerca del campamento y aseguró que las milicias aun tienen bajo férreo control el distrito de Tayura. También afirma que las milicias de Fayr Libia rodearon a los soldados libios.
Testigos oculares confirman que los residentes de esa localidad libia bloquearon la carretera principal, en un intento por impedir un posible suministro a las milicias.
Mencionar que la zona occidental de Trípoli también fue escenario de duros enfrentamientos entre las fuerzas fieles al gobierno y hombres armados.
Últimamente, las fuerzas libias lanzan continuos ataques contra las posiciones de Fayr Libia. El pasado 23 de marzo, Ahmad al-Mesmari, portavoz del Ejército libio, informó de que las fuerzas libias apuntaban contra "una instalación de almacenamiento de armas" perteneciente a las milicias en la ciudad de Tarhuna, a unos 80 kilómetros al sureste de la capital.
Libia, país rico en petróleo, se debate entre dos gobiernos rivales que compiten por el control del país: uno con sede en Trípoli y el otro en Tobruk. Esta división surgió tras el derrocamiento del régimen de Muamar Gadafi (octubre de 2011).

El pasado 20 de marzo, el representante especial para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Libia, el español Bernardino León, convocó a las partes beligerantes a limar diferencias en las próximas conversaciones en Marruecos para devolver la estabilidad al país.
No obstante, un día después de la citada fecha, León, en una entrevista concedida desde la localidad marroquí de Sjirat al diario español El País, comentó que “el acuerdo va a ser difícil, estamos lejos”.
Ante la falta de consenso a nivel nacional, el país vive inmerso en el caos, lo que ha allanado el terreno para la operatividad del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), y tal coyuntura preocupa a las Naciones Unidas.
En el mismo contexto, el pasado 10 de abril, el ministro libio de Asuntos Exteriores, Mohamad al-Dairi, advirtió del riesgo que supone que Daesh se expanda por los países europeos y los de la región del Oriente Medio.
Tras la intervención extranjera del Occidente en Libia y la caída de Gadafi, el país árabe sigue presa de la inseguridad y la inestabilidad debido a los enfrentamientos existentes entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados, alguno de los cuales ha jurado lealtad a Daesh.
Daesh, nacido del esfuerzo conjunto de inteligencia de EE. UU. y el régimen israelí —según el exempleado de inteligencia estadounidense Edward Snowden— comete crímenes de lesa humanidad en Irak, Siria y Libia.
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