El trabajo de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala, bomberos de todo el país, el Ejército, ciudadanos voluntarios y efectivos de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) es permanente; se turnan en cuadrillas para tratar de rescatar los cuerpos calcinados. A pesar de los esfuerzos decenas de ellos siguen sin aparecer.
En la zona de desastre el calor es sofocante y las autoridades han decidido acordonar el área para evitar futuras tragedias. También se encuentran los familiares de las víctimas quienes exigen que se les permita entrar para poder guiar a los socorristas pues conocen mejor el terreno.
No se concluye con el recuento de los daños y la polémica ya se desató en el sentido que el día de la tragedia un hotel y campo de golf que se encontraba en el área del desastre desalojó horas antes el lugar, no así las comunidades vecinas.
Según se ha establecido el director de la Conred, no ordenó el desalojo a tiempo lo que pudo reducir la magnitud de la tragedia, mientras a los miles de albergados no se les ha informado qué pasará con ellos y si las casas que no fueron dañadas podrán ser o no habitadas de nuevo, cumplidas las primeras 72 horas y por protocolos de seguridad se suspenden las labores de rescate indefinidamente y con ello cualquier esperanza de hallar vida en la zona cero.
Miguel Salay, Escuintla.
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