Los franceses deberán trabajar dos años más antes de poder jubilarse, esto lo decía la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, quien compareció ante la prensa para anunciar las líneas generales de la reforma de pensiones.
“Equilibrio, justicia y progreso” decía Borne, de la iniciativa, que ataca dos frentes: la edad mínima de jubilación y la duración de las cotizaciones.
Según el Gobierno, es necesario para salvar el sistema de pensiones, dados los números rojos de las cuentas públicas.
La revisión del sistema de pensiones era un pilar central de la agenda reformista de Macron cuando llegó al Elíseo en 2017. Pero archivó su primer intento en 2020 mientras el Gobierno luchaba por contener el brote de COVID-19.
El plan deberá ser debatido en el Parlamento, donde el Gobierno no tiene la mayoría absoluta y el rechazo al proyecto es amplio.
Por otro lado, en la calle, el rechazo, aún es mayor. De hecho, según la encuestadora francesa, IFOP, 7 de cada 10 ciudadanos se opone a la iniciativa.
Es más, desde los sindicatos, han advertido a Macron, que si considera la reforma de pensiones como la madre de sus reformas, deberá esperar la madre de batallas, de parte de los sindicatos.
Tras el anuncio de la reforma, todos los sindicatos se unieron para construir una respuesta común de movilización interprofesional. Esto se llevará a cabo en forma de un primer día de huelgas y manifestaciones el 19 de enero de 2023.
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