“Estoy extremadamente preocupada y discutiremos esto, entre otras cosas, con nuestros interlocutores turcos”, dijo el lunes la alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, tras la reunión regular de los cancilleres del bloque en Bruselas.
Mogherini explicó precisamente que su preocupación respecto a la ofensiva turca en la ciudad noroccidental siria de Afrin se asienta en dos motivos primordiales: el primero es la situación humanitaria y, el segundo, el efecto que tendrá en los diálogos políticos intersirios.
En su opinión, ante todo se deben garantizar las condiciones para que la “población civil no sufra las consecuencias” de estos ataques aéreos y terrestres —que sirven como operación de apoyo al llamado Ejército Libre de Siria (ELS)— contra las milicias kurdas respaldadas por Estados Unidos.
Estoy extremadamente preocupada y discutiremos esto, entre otras cosas, con nuestros interlocutores turcos”, señala la jefa de la Diplomacia europea, Federica Mogherini, en relación con la operación turca en el noroeste de Siria.
Además, la jefa de la Diplomacia europea expresó su preocupación de que tal operación dificulte la reanudación de las negociaciones entre el Gobierno de Damasco y la oposición en la ciudad suiza de Ginebra, subrayando que este proceso es vital para la paz y seguridad en Siria.
A continuación, tras informar de que intentará reunirse en los próximos días con el ministro turco de Asuntos Europeos, Omer Celik, para abordar con él la operación turca en Afrin, hizo hincapié en que toda actividad militar en el territorio sirio debe dirigirse contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
La ofensiva turca, iniciada el pasado 19 de enero, busca expulsar del distrito de Afrin a los combatientes kurdo-sirios de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, por sus siglas en kurdo), ya que Ankara entiende que están asociados con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), al que considera ‘terrorista’.
Ante las críticas de Damasco, que catalogó la operación de “agresión flagrante a la soberanía de Siria”, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el lunes, en un acto de su partido en la ciudad turca de Bursa, dijo que desea que esta ofensiva “termine lo antes posible”.
La operación turca contra los kurdos en Siria pone en peligro las ya frágiles relaciones entre Ankara y Washington —ambos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)—, y se lleva a cabo tras revelarse que los estadounidenses pretenden crear un nuevo ejército compuesto por 30 000 milicianos kurdo-árabes en Siria, iniciativa que ha indignado a Ankara.
zss/nii/